Las personas con enfermedad mental son capaces de trabajar. Sólo necesitan oportunidades y apoyo.

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Las personas con diagnóstico de enfermedad mental grave son capaces de trabajar. Ésta fue la primera realidad que se puso sobre la Mesa "Enfermedad Mental y Empleo" que Fundación Personas y Empresas, Hermanas Hospitalarias y Fundación Manantial celebramos el pasado 23 de junio. La enfermedad mental incluye a personas con diagnóstico grave de esquizofrenia, psicosis, trastorno bipolar, depresiones graves... Personas que, en su mayoría, con el tratamiento psiquiátrico y seguimiento adecuado, pueden tener una vida de calidad, integrada en la sociedad y en el mercado laboral.

Sin embargo, los mayores obstáculos con los que se encuentran estas personas al acceder al empleo, no son sus propias limitaciones, sino el estigma y el miedo con el que se les prejuzga. 

Como comentaba Sandra Fernandez Folgueira, Coordinadora de la Red de Atención Social a personas con enfermedad mental de la Comunidad de Madrid “No se puede generalizar en torno a la capacidad  o no para trabajar de una persona en función de su diagnóstico, una persona con un cuadro determinado puede desempeñar su trabajo satisfactoriamente mientras que otra, con el mismo diagnóstico, no podría trabajar en su vida”. Tampoco el nivel de funcionamiento en ambientes no laborales sirve para predecir el desempeño laboral de una persona con enfermedad mental, sino que son otros los factores que determinan la capacidad o no para desempeñar un puesto con éxito: la motivación, el tener expectativas e intereses alineados, poseer un buen ajuste habilidades-puesto… cuestiones que se trabajan en los Centros de Rehabilitación Laboral, que además de brindar apoyo psicológico, acompañan individualmente a personas y empresas en los procesos de inserción laboral.

En el ámbito de la empresa, el estigma que sufre este colectivo suele relacionarse con conflictividad o incapacidad en el puesto de trabajo. Un prejuicio que sólo se supera de una manera: con objetividad. Con experiencias de trabajo conjunto en el que las personas sean evaluadas por los criterios definidos según el puesto de trabajo. Y es que de las 100.000 personas diagnosticadas con enfermedad mental grave en la Comunidad de Madrid,  sólo 675 han accedido a un empleo en 2014 y de éstas, sólo el 5% lo han hecho de manera estable. 

“Voltaire decía que suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se fusionan y se encuentran”. Si las oportunidades a las que nos referimos, son laborales, la posibilidad de generarlas no le corresponde a otro que al empleador. El empleador en sentido amplio, aquel que opera en el sector servicios, industrial, agroalimentario; el empleador privado, el público;  el que selecciona perfiles altamente cualificados, medios y bajos; el empleador nacional o multinacional. Y es que cuando hablamos de generar oportunidades no nos referimos a actos solidarios en favor de una causa social, hablamos de tomar decisiones bajo criterios de rentabilidad, diversidad y responsabilidad social.

Volviendo a Voltaire, José Antonio San Millán, representante de la Plataforma "Uno+”,  planteaba la pregunta ¿A qué llamamos preparación? "La formación es fundamental en un puesto de trabajo, pero también la actitud personal. Y los que hemos tenido que vencer determinados obstáculos, como la enfermedad mental, que te limita tanto por un estigma social, como por el malestar interior, sabemos ser y sabemos estar y buscar con ahínco esas oportunidades que muchas veces se nos niegan por prejuicios.”

Son tres los formatos que la Ley contempla, y el mercado de trabajo ofrece, para dar forma a estas oportunidades de empleo: el empleo ordinario/normalizado, el empleo con apoyo y el empleo en un centro especial de empleo. De éste último, Carlos de Fuentes, Director del Centro Especial de Empleo Manantial Integra, creado por la Fundación Manantial, comentaba que “Siendo una de las alternativas de inserción laboral para las personas con discapacidad por enfermedad mental ha de limitarse a los casos con especiales dificultades de inserción en los que resulta imprescindible el empleo protegido, como prevé Ley general de Discapacidad y cuya aplicación, en muchos casos, no es rigurosa.

“A mí me da rabia lo de la discapacidad, porque creo que es una diferencia. Hay gente que no está capacitada para amar o para otras muchas cosas. Es cuestión de voluntad. Nosotros estamos capacitados para lo que nos propongamos, tengamos o no enfermedad mental”, apuntaba José Antonio, titulado en Educación Social, desde el público. 

Del empleo ordinario habló Ana Belén Ruiz, técnico de empleo del centro de rehabilitación laboral de Vallecas gestionado por las Hermanas Hospitalarias, haciendo hincapié en la importancia de los hábitos laborales para el mantenimiento del empleo. Hábitos que se trabajan desde el CRL y que necesitan de la colaboración empresarial para el afianzamiento. El dato más representativo: los trabajadores invitados a participar para exponer su experiencia en empleo ordinario no estaban allí porque “en su empresa no saben que son enfermos mentales y no han podido cambiar el turno”.

María Urbistondo, de grupo Norte, compartió su experiencia en el empleo con apoyo, la modalidad de inserción a través de la cual el trabajador cuenta con un preparador laboral que le acompaña en su trabajo durante el tiempo necesario de transición al empleo normalizado.“A mí me han demostrando que cuando una persona va motivada, tiene empatía con la persona que le está contratando, ve que hay un trabajo en red y de coordinación con sus preparadores de apoyo y está contenta, tiene una responsabilidad laboral brutal, hay menor absentismo y mayor rentabilidad. Para mí, eso es menor coste de mano de obra.”

“Hoy día se habla mucho de diversidad, sin embargo en esta sociedad nos cuesta mucho, parece que todo lo que se sale una cierta media o un cierto estándar, se rechaza. Todavía parece que nos resistimos mucho a una mirada más amplia” relacionaba José Luis Rodríguez con el desarrollo de una mirada social en las empresas, idea con la que Javier Cantera había abierto el acto.

En esta coyuntura, no hay nada más social que generar empleo de calidad.

Empleador, tienes la oportunidad de cambiar vidas. Si sientes que apostar por las personas con enfermedad mental es un riesgo, os invitamos a ti y a tus empleados a compartir una jornada de voluntariado corporativo y trabajo conjunto con este colectivo. Transformar el rol de enfermo en el de trabajador, está en tus manos. Aprovecha y genera la oportunidad. Tienes toda una red de apoyo a tu disposición.
 
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