Cuando uno tiene histeria porque le falla la historia.
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Estamos en un momento dramático para aquellas personas que se basan sólo en su experiencia. Nuestro pasado laboral no nos sirve para predecir el futuro. Lo que sabemos tiene una cercana fecha de caducidad y sólo podemos fiarnos de nuestro instrumental cognitivo. Este concepto psicológico se refiere a las herramientas de las que disponemos para aprender de la realidad, adaptarnos al entorno y generar nuevos conocimientos con valor de futuro.
Poner foco en saber cómo incrementar nuestro instrumental cognitivo nos da un enorme valor competitivo. Quien mejor esté preparado para aprender más rápida y eficazmente va a tener una mayor capacidad para predecir su futuro laboral. No se trata de estudiar “conocimientos curriculares” es decir, conocimientos paquetizados en una estructura disciplinar esclerótica de universidades, cátedras y másteres sino de generar nuevas formas de aprender y de adaptarnos al entorno. Pero desarrollar nuevos conocimientos hay una dificultad, que expresaba Henry Ford: “Los que renuncian a hacer algo son más numerosos que los que fracasan”. Hay que evolucionar en nuestra forma de para conseguir aquella idea de Einstein: “La clave no es encontrar la respuesta a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas, preguntas que nunca antes nos hayamos formulado”.
Como buen paisano palentino, hace unas semanas descubrí un libro que no podía dejar de comprar porque su título: “Este libro le hará más inteligente” me obnubilaba y me incitaba a su compra. Tras su lectura, encontré multitud de nuevos conceptos científicos que nos pueden servir sobre nuestra reflexión, sobre nuestro cambio cognitivo para tener mayor futuro laboral. El libro surge de una pregunta que Edge (www.edge.org) hace a un número inmenso de intelectuales en el año 2012 y que podemos traducir ¿Qué concepto científico podría venir a mejorar el instrumental cognitivo de las personas? Y tengo que destacar 5 conceptos que me han servido para plantear nuestro cambio de modelo para aprender mejor de la realidad y no fiarte sólo de la experiencia. Estos conceptos extrapolados de la ciencia me sirven para reflexionar sobre nuestro crecimiento personal para ser un buen profesional:
1.- En primer lugar, tenemos el concepto del principio de mediocridad. Este concepto de la biología (P. Z. Myeus) sostiene simplemente que no es usted especial aunque sí único. El universo no gira en torno a su persona, aunque tu forma de percibir es exclusiva. Que tu país no es el resultado perfecto de una secuencia de designios divinos (ojo a los nacionalismos estrechos) sino el que a ti te gusta. En fin, la mayoría de las cosas que suceden en el mundo son simples consecuencias de las leyes naturales y por tanto, no existe la excelencia como excepción sino como perfección de lo mediocre. No se trata de relativizar la calidad y lo excelente sino de contingenciar el concepto de lo bueno. Lo bueno es una excelente mediocridad. Lo mediocre como concepto más adaptativo y más sano evolutivamente que la excelencia per se. Este concepto de la biología es importante para reivindicar la competitividad por la exclusividad no por la excelencia. Lo mediocre si es bueno es mejor en épocas que no sabemos si vale lo que consideramos como mejor. Pues como decía Jean de la Fontaine “La necesidad es un doctor en estrategia”.
2.- Otra idea científica que me parece muy útil es el concepto de el efecto Einstellung (de Eugeny Mozorov, especialista en internet) que se refiere a la adopción de actitudes mentales mecánicas (conjuntos de soluciones habituales) que tienden a cerrar el paso, por inercia, a la concepción de soluciones novedosas a un determinado problema. Siempre nos pasa que las soluciones más conocidas pueden no ser las más óptimas. Nuestro arsenal de instrumentos cognitivos tiende a ser restringido y amparado en nuestra experiencia anterior. Hay que buscar nuevas soluciones aunque no tengas confianza ni conocimiento previo de su validez. Ya nos lo indicaba Bertolt Brecht: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Hay que hacer nacer soluciones. Lo que ayer era bueno hoy es susceptible de mejorarse. No encerrarse en conceptos tradicionales y buscar nexos causales, no hay una única causa, sino diversas concausas con multitud de variables intervinientes. No existen soluciones adecuadas, sino nuevas soluciones más idóneas porque hemos pensado que hay más alternativas. Una nueva solución es mejor que una solución clásica ya que poseo más alternativas para conseguir los mismos objetivos.
3.- En otra área como la historia de las ciencias nos enseña el concepto de meta inducción pesimista de las historia de las ciencias. Nos describe qué son muchísimas las teorías científicas de épocas pretéritas que han resultado ser erróneas, hemos de asumir que la mayoría de las teorías actuales también acabaran por declararse incorrectas ya que la historia de las ciencias es un largo proceso de aproximación. La sencillez de esta idea es su potencia, pues como declaraba Albert Einstein: “Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre”. Las nuevas técnicas serán superadas por emergentes teorías futuras. Debemos concebir las soluciones en continuo progreso y pensar que lo que hoy consideramos bueno, seguro que en un futuro podrá ser malo. Este relativismo histórico es muy bueno para el futuro laboral, lo mejor está por venir, por tanto, abramos la mente al cambio para ser más adaptativos.
4.- Otra idea sugerente es el concepto del sesgo egoísta (del psicólogo David G. Myers) también llamado efecto de Lake Wobegon (ciudad ficticia del estado de Minnesota donde todo es perfecto y toda la población sobreestima sus facultades y capacidades). Este concepto nos enseña que los humanos aceptamos más responsabilidad en el éxito que en el fracaso y nos sentimos más autores de las buenas acciones que de las malas, es decir, tenemos un sesgo egoista. Nuestra percepción y discurso es egoísta, barremos para casa. Este sesgo es muy importante a la hora de valorar nuestra experiencia (quién no se considera que ha hecho lo mejor) y fundamentalmente a atribuirnos facultades (somos buenos…). El sesgo egoísta nos lleva a pensar que nuestra solución es mejor que la vuestra, ó que mi opinión es más científica y lógica que tú opinión. Nuestro futuro laboral puede que esté inscrito en nuestros errores y debamos aprender de otros que se han adaptado antes a este entorno. Miremos a la realidad sin sesgo egoísta, porque si no nos estamos haciendo trampas en el solitario.
5.- Y en último lugar, tenemos un concepto muy inquietante que es la inutilidad de la certeza proveniente de la física, que nos lleva a pensar que es un oxímoron el concepto de “científicamente probado”. La duda es lo científico, ya que un científico no tiene la “certeza” de nada. Todo saber tiene un margen de incertidumbre ya que el propio conocimiento tiene una naturaleza probabilística. La certeza es simplemente un alto nivel de probabilidad. Por tanto, hay que ser tolerante a la incertidumbre y trabajar con dudas ya que la duda es el origen de las nuevas ideas. Certezas las justas y necesarias, o como decían mis ancestros palentinos: “no te fíes ni de tu padre”. Gestionar probabilidades es un gran instrumento cognitivo.
Con estas ideas hay que cambiar la forma de aprender pensando que lo mediocre es adaptativo, que más vale una nueva solución aceptable que una única solución históricamente buena, que la ciencia cambiará porque estamos aproximandonos a la realidad pero no agotándola, que tenemos un sesgo egoísta a la hora de interpretar la realidad y que las certezas son inútiles porque la realidad es probabilística por nuestra incapacidad perceptiva. En fin, como dicen los científicos, que hay una verdad universal que se llama “TANSTAAFL”, acrónimo de la expresión inglesa “There ain´t no such thing as a free lunch”, es decir, “No existe almuerzo gratis”. El psicólogo Robert R. Provine lo expresa muy bien a través de la estrategia de los restaurantes que regalaban la comida pero había que pagar una bebida muy cara, es decir, nadie te regala nada. O mejor dicho, hay que sudar la camiseta para aprender de nuestro futuro porque ya no nos vale el pasado. Tener histeria profesional porque no te vale tu historia profesional. Por favor, devora futuro porque el pasado, pasado está.
Javier Cantera
Presidente de Auren Blc y la Fundación Personas y Empresas