Caminando más deprisa
Este año la manifestación del 8 de marzo fue mucho más concurrida que el pasado año. En doce meses ha aumentado el número de mujeres (y también de hombres) que han tomado conciencia y se han decidido a estar en la calle para reivindicar su derecho a la igualdad.
Desgraciadamente, el avance en el camino a la igualdad de géneros va excesivamente despacio y está mas que demostrado que el avance paso a paso demoraría muchísimos años (siempre que no haya retrocesos) en la consecución de la igualdad. La actual situación no da mas de sí, por eso, para avanzar de forma más rápida, hay que hacer avances cualitativamente mayores a los que se han venido haciendo en los últimos años.
Las cifras de muertes no bajan, el techo de cristal se fragmenta pero no se rompe, las diferencias salariales se mantienen y las tareas domésticas y de cuidado de los mayores suele correr mayoritariamente a cargo de las mujeres. Además hay que tener en cuenta que la orientación de las niñas a los roles de género y profesionales sutilmente comienza a edades demasiado tempranas, más de lo que podría pensarse, de los cuatro a los seis años.
Hay, pues, muchas líneas sobre las que trabajar. Desde las guarderías y la enseñanza primaria fomentando el interés de las niñas por las ciencias, teniendo además en cuenta que las profesiones mas demandadas, al menos en las próximas décadas, estarán de alguna manera relacionadas con el uso de la ciencia en sentido amplio.
Si ponemos foco en el ámbito laboral hay que hacer mayores esfuerzos en el reclutamiento y los procesos de selección, superando esquemas sutiles, que ahora se llaman “micromachismos”, por parte de los profesionales que ejercen la selección a la hora de convocar a hombres y mujeres por igual, como han demostrado recientes estudios. Ello también afecta a los departamentos de Recursos Humanos que son los demandantes de empleo.
A partir del ingreso en las organizaciones hay que introducir medidas no discriminatorias en los procesos de promoción a los distintos niveles hasta llegar a los puestos directivos. Esto requiere cambios importantes en la cultura de las empresas, cambios respaldados por los niveles mas altos. Este cambio es el elemento clave a la hora de avanzar en la igualdad entre mujeres y hombres. Alguien podrá decir que hay mujeres directivas que afirman no sufrir ni ver discriminaciones de género y es cierto, pero el cambio de cultura afectará a todas las personas aunque de diferente manera.
Ya existen experiencias de cambios en la cultura, la estrategia y las prácticas de algunas organizaciones, aquí y en otros países, que aportan información muy relevante para avanzar con mas rapidez en el camino a la igualdad. Se trata, pues, de que todos queramos y apoyemos hacer el camino mucho mas deprisa de lo que ha venido siendo hasta ahora.
Jose Luis Rodriguez,
Fundación Personas y Empresas