Colaboración con FEDACE
María Arós, Coordinadora de Proyectos Fundación Personas y Empresas
El viernes 19 de febrero estuvimos en Ceadac (Centro de referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral Adquirido) participando en el Desayuno “Coaching y Daño Cerebral Adquirido”.
Durante 2h. el grupo de coaches voluntarios que participan en nuestro Programa “Coaching para la (re)inserción laboral de personas con Daño Cerebral Adquirido”, el equipo técnico compuesto por psicólogos, trabajadores sociales y neuropsicólogos y todos los que desde diferentes funciones contribuimos al Programa, compartimos conocimientos, experiencias y dudas.
Desde que firmamos el acuerdo de colaboración con Fedace (Federación de Asociaciones de Daño Cerebral Adquirido) en verano de 2014, hemos iniciado 27 procesos de coaching en el marco de este Programa.
A partir de las propias experiencias, el seguimiento y las reflexiones que hemos venido realizando en este tiempo, estamos desarrollando una metodología de trabajo que contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas que pasan por un proceso de rehabilitación tras sufrir daño cerebral adquirido.
En el desarrollo de este proceso, organizamos este desayuno en el que el equipo de profesionales de Ceadac aportaron información muy interesante sobre el proceso psicológico habitual y las secuelas neuropsicológicas más frecuentes por los que pasan estas personas tras sufrir el daño. Ambas ponencias aportaron muchísima claridad sobre situaciones que veníamos experimentando en los procesos y sin duda contribuirán a mejorar las próximas intervenciones.
Varias cuestiones nos resultaron especialmente interesantes, entre ellas, cómo la adquisición de nuevos hábitos en el trabajo, como llevar una agenda o integrar tiempos de descanso durante la jornada, pueden suponer un factor de éxito en la reincoporación al mismo.
De la mano de los profesionales, entendimos también que en algunos casos, el deseo de “estar bien” se relaciona directamente con el trabajo, de forma que en algunos casos es interesante trabajar la percepción de la diferencia entre la motivación por la recuperación y la motivación por el trabajo.
En el plano psicológico, el objetivo común en las primeras fases de estos procesos, es el reconocimiento y la aceptación de los déficits como punto de partida para el desarrollo. En este sentido, resultó muy interesante la reflexión sobre cómo el daño puede suponer una oportunidad para el desarrollo personal más allá del déficit, una oportunidad para el crecimiento en la adversidad.
En lo que a las secuelas neuropsicológicas se refiere, comentamos la posible disminución de las funciones ejecutivas, algo que afecta especialmente a perfiles directivos que como ya hemos comprobado a través de nuestra corta experiencia, en ocasiones sufren el daño en forma de ictus como consecuencia de altos niveles de estrés.
Es recomendable, en la reincorporación al trabajo, que se realice de manera progresiva. Adecuar las vacaciones al ritmo del proceso, contribuye a establecer mejores condiciones. También, el apoyo presencial, preferiblemente prestado por personas sensibles, resulta especialmente importante en los primeros meses de reincorporación. Muy relevante también es que la empresa conozca los límites para evitar riesgos de sobrecarga.
En todo caso, son numerosos los casos en los que la persona no se reincorpora al puesto que desempeñaba antes de sufrir el daño y es entonces cuando enfocamos el proceso a la “recolocación”. El paradigma que impregna estos procesos es la importancia de valorar a la persona en vez de valorar sólo lo que hace: valorar quién soy yo independientemente de qué hago yo o en qué trabajo yo.
María Arós, Coordinadora de Proyectos Fundación Personas y Empresas