RSC ¿Obligación o ética empresarial? / La pyme y su aportación a una sociedad mejor
RSC ¿Obligación o ética empresarial?
Longinos Marín, Director Cátedra RSC de la Universidad de Murcia
La iniciativa llevada a cabo por la Fundación Personas y Empresas es un paso importante en el análisis del estado de la RSC en nuestro país. Ha analizado el estado de la RSC en PYMES, significando el adecuado grado de madurez de la RSC en pequeñas empresas. Los resultados se alinean con los encontrados en estudio realizados previamente para grandes empresas como el de Forética o el de la Catedra RSC de la Universidad de Murcia.
Se suele afirmar que la responsabilidad social corporativa (RSC) siempre se ha practicado por las organizaciones, aunque no se le haya denominado así. Al margen de los primeras referencias existentes al concepto de la responsabilidad social, como la de Clark´s (1939) en su “Social Control for Business”, se puede decir que el concepto de RSC es tratado por primera vez por Bowen (1953), que alude a las “responsabilidades hacia la sociedad que se puede esperar que los empresarios asuman de forma razonable”, afirmando que la responsabilidad social se refiere a las “obligaciones del empresario por conseguir las políticas, tomar decisiones o seguir líneas de actuación que sean deseables en los mismos términos y valores que lo desea nuestra sociedad”.
Desde entonces, la ciencia y la literatura en marketing y organización de empresas ha demostrado cómo la RSC contribuye de forma favorable a incrementar la lealtad de los clientes, la satisfacción de los trabajadores, la reputación de la empresa en la sociedad, las decisiones de los inversores, o la satisfacción de los ejecutivos de la empresa. A nivel estratégico, diferentes investigaciones han puesto de manifiesto la inexorable conjunción que debe existir entre estrategia y RSC para una empresa con perspectivas de largo plazo (Porter y Kramer, 2006). La literatura ha considerado, además, la RSC como un recurso más a utilizar por las empresas para conseguir ventajas sostenibles en el largo plazo, bien contemplándolo a través de su contribución a la reputación corporativa o contemplándolo como recurso en sí mismo.
Muchas investigaciones dan soporte empírico a la relación existente entre las políticas de RSC que desarrollan las empresas y su éxito competitivo (Marín et al.; 2017), es decir, la RSC puede constituir un importante recurso a utilizar por la empresa, lo que supone una importante explicación a la razonable duda mantenida en foros científicos y medios de comunicación sobre si la RSC tiene un carácter de moda temporal y pasajera o, por el contrario, supone un recurso útil para las empresas en la generación de ventajas competitivas. La explicación viene derivada de la adecuada gestión de los grupos de interés o stakeholders.
Los grupos de interés son definidos como “aquellos individuos o grupos que pueden afectar o verse afectados por la consecución de los objetivos de la organización” (Freeman, 1983), y tienen una serie de características específicas. En primer lugar, tienen derechos o intereses en la empresa y en sus actividades pasadas, presentes o futuras. En esta línea, la RSC se relaciona bien con indicadores de desempeño corporativo más estables y con carácter de largo plazo, como el éxito competitivo, pero no con indicadores de corto plazo.
La RSC supone atender a los grupos de interés, pero esa orientación debe efectuarse con equilibrio entre todas las partes. Los directivos deberán gestionar cómo atienden las demandas que le plantean los diferentes grupos de interés de la empresa, justificando muy bien cómo y por qué detraen recursos de unos grupos de interés en beneficio de otros (por ejemplo, detraer recursos de los trabajadores en beneficio de los accionistas, o de los consumidores en beneficio de los ejecutivos), un conflicto de intereses con un importante componente ético que la empresa debe resolver a través de las políticas de RSC.
La empresa, por tanto, debe articular principios y políticas que regulen los intereses de los diferentes grupos de interés, ya que una inadecuada gestión de estos intereses puede traer consecuencias fatales como un perjuicio continuado a trabajadores, medio ambiente o a consumidores, unos privilegiados excesivos con alguno de los grupos, como ejecutivos, etc.
Se nota en los resultados del estudio los resultados de la aplicación de la Estrategia Española de RSC. El 24 de octubre de 2014, el Consejo de Ministros adoptó el acuerdo por el que se aprueba la Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas 2014- 2020. La estrategia responde a la necesidad de establecer un marco nacional de referencia en materia de RSE que permita homogeneizar y armonizar las distintas actuaciones que en relación con la responsabilidad social se están desarrollando tanto en el ámbito público como en el privado. La Estrategia Española de RSE parte de seis principios, marca cuatro objetivos estratégicos y 10 líneas de actuación con sus correspondientes medidas que confluyen en una visión: Apoyar el desarrollo de las prácticas responsables de las organizaciones públicas y privadas con el fin de que se constituyan en un motor significativo de la competitividad del país y de su transformación hacia una sociedad y una economía más productiva, sostenible e integradora.
Uno de los resultados más esperanzadores del estudio es que el motivo principal de poner en marcha la RSC es la ética y los principios de los directivos, aspecto este novedoso. En el marco de la ética del directivo que tiene que tomar la decisión, hay que considerar no solo sus convicciones o valores personales, sino también los de su entorno. En las decisiones con dilemas éticos influyen también la ética del que te está mandando (directivos, dueños, consejos, juntas, etc.) y del que debe obedecer (trabajadores, empleados, proveedores, etc.).
En definitiva, adquiere protagonismo el concepto de responsabilidad social personal de todos los agentes organizacionales y sociales implicados en la gestión de la empresa. Es muy difícil que las empresas apuesten decididamente por la RSC si los ciudadanos que la forman (como clientes, trabajadores, proveedores, etc.) no lo son.
De hecho, una encuesta en España concluye que un 49% de los encuestados son consumidores críticos, que boicotean aquellas marcas que perciben como irresponsables (Fundación Adecco, 2015). El estudio indica que los ciudadanos son considerados, justo detrás del gobierno y las empresas, como el tercer grupo que tiene más responsabilidad hacia la sociedad. Los ciudadanos deben ser responsables no sólo de sus actos de compra, sino también de la influencia que sus actos y decisiones diarias tendrán en las esferas económica, social y ambiental. Todas estas razones nos llevan a hablar de Responsabilidad Social Personal (PSR) como un nuevo concepto que incorpora el consumo ético o responsable y todas las decisiones económicas, legales, éticas, filantrópicas y medioambientales.
La pyme y su aportación a una sociedad mejor
José Carrasco, Director General de FERSAY
Normalmente vemos en las noticias algunos filántropos que donan cantidades bastante espectaculares para apoyar a la sociedad en distintas facetas y como siempre suelen ser gente muy famosa y empresas muy grandes tanto extranjeras como algunas españolas pensamos que solo pueden ayudar las grandes o muy grandes.
Pero este pensamiento es erróneo sobre todo en un país como España donde el tejido empresarial es en un 98% pymes, es decir pequeñas y medianas empresas y dentro de las pequeñas hay muchas microempresas así que el tamaño de nuestras empresas es bastante más pequeño que las de otros países europeos o de otros continentes.
Por lo tanto, con este tejido empresarial queda claro que si las pequeñas y las medianas pusiesen también algo de su parte la situación cambiaría drásticamente.
Es posible que las pymes no puedan aportar como es lógico las cantidades que aportan los grandes monstruos, pero al ser tantas si la mayoría aportase algo la mejora sería muy considerable. Creerse que por aportar pequeñas cantidades no soluciona nada es equivocarse ya que pequeñas cantidades multiplicadas por muchos son grandes cantidades. Además, dicen que se puede ser una gran empresa sin tener que ser una empresa grande, son conceptos distintos.
Es cierto que muchas pequeñas empresas y sobre todo microempresas no están asociadas a ninguna asociación y viven bastante aisladas lo que no les proporciona una visión global sino una visión parcial y limitada de su zona de actuación y esto hace que ni siquiera se planteen practicar la R.S.C. la Responsabilidad Social Corporativa y muchas otras piensan que no van a ayudar en nada a la sociedad con pequeñas aportaciones, pero va siendo hora de cambiar esas percepciones y ponerse a colaborar.
Otro factor que sin duda ha hecho mucho daño es la crisis que ha dejado muy tocadas o algo tocadas a muchísimas pequeñas y medianas empresas que ahora están intentando todavía salir de la dependencia de los créditos bancarios y salir de un excesivo endeudamiento y esto hace que muy pocas estén dispuestas a colaborar.
Las que podamos debemos comandar el pelotón de las empresas que ayuden a causas sociales que nos haga construir una sociedad mejor, más justa y solidaria. Y debemos intentar arrastrar a otras empresas animándolas a sumarse a la lista.
Es también comprensible que la carga fiscal y laboral que soportamos las pymes españolas es sin duda muy alta y esto presiona a la cuenta de resultados y deja menos margen de maniobra para pensar en temas sociales y lo más lógico sería una legislación más justa con aquellas que aporten fondos a causas sociales o medioambientales o a cualquier otra iniciativa que nos haga dar ejemplo a nuestros jóvenes para que vean que les queremos dejar un país mejor y merecería la pena exigir esto a través de las propias asociaciones empresariales.
Las empresas que practican la Responsabilidad Social Corporativa también son vistas por la gente que trabajan en ella como mucho más atractivas y para aquellas personas que estén pensando en trabajar en ellas también es un aliciente muy potente.
Quien no siente una marca que ayuda a la sociedad y está totalmente orgulloso de ello cuando dice trabajar en ella a sus familiares, amigos, ¿etc.?
Debemos acostumbrarnos a que si trabajamos en esta sociedad y gracias a nuestros impuestos se hacen algunas cosas para mejorar (aunque no todas las que quisiéramos) es mucho mejor cuando sabemos que nuestros fondos llegan a causas nobles que ayudan a otras personas bien sea de forma directa o indirecta.
Cuando se diseña una empresa nueva que vamos a constituir ya deberíamos tener claro que cuando nuestra economía nos lo permita debemos reinvertir en mejorar esta sociedad egoísta y egocéntrica en la que nos hemos instalado sin ser conscientes de que el ser humano pudo subsistir gracias a la colaboración y el trabajo en grupo. Es algo que o se siente desde el principio y desde muy adentro o nunca nos lo plantearemos.
Nos debemos los unos a los otros y así llevamos miles de años, los científicos y los expertos en nuestra historia nos han demostrado porqué la raza del Neanderthal se extinguió y porque el hombre de cromañón salió adelante y el motivo no es otro que la colaboración y unión de la gente compartiendo conocimientos, habilidades y esfuerzos y transmitiendo parte de esos conocimientos a las siguientes generaciones, así se impuso el Homo Sapiens al resto de especies, creando tribus con normas y hábitos colaborativos que permitieron ayudarse unos a otros.
Vivimos en un mundo donde se impone el postureo, el cotilleo permanente y rápido expandido por las nuevas tecnologías a gran velocidad y siempre con impaciencia, una sociedad así no es sana y no puede funcionar bien.
Es necesario otro concepto más positivo de las empresas y sobre todo de las pymes ante la sociedad y que todo el mundo vea que cada pyme puede poner su granito de arena para contribuir a mejorar la vida de todos.
Es cierto también que algunos casos de corrupción empresariales o ciertas prácticas laborales nada éticas han enturbiado la imagen de todas, pero la única forma de contrarrestar eso es ayudando a la sociedad a través de causas sociales.
En empresas como la nuestra, FERSAY, llevamos ya casi 39 años en el mercado (los cumpliremos el próximo día 30 de junio) y desde siempre teníamos muy claro nuestro lado social, y aunque es cierto que los primeros 5 o 6 años siempre son duros luego en cuanto alcanzas una cierta estabilidad financiera ya te planteas empezar a contribuir con el fin de ayudar y dar ejemplo para entre todos construir una mejor sociedad.
En Fersay a lo largo de nuestra trayectoria hemos realizado diferentes tipos de acciones sociales de las que estamos muy orgullosos como, por ejemplo:
- Colaboración habitual con Médicos del Mundo.
- Colaboración con distintas Ongs a nivel internacional (ayuda a refugiados sirios en la isla de Lesbos) y a nivel nacional (ayuda a asociación Asturiana de Minusválidos).
- Participación en el programa Inicia de La Comunidad de Madrid a través de la fundación Rafael Del Pino explicando por colegios de la comunidad de Madrid lo que es una pyme a los estudiantes.
- Colaboración con el colegio La Salle de Valencia para explicar a los estudiantes como prepararse mejor para acceder al mundo laboral.
- Colaboración con la escuela de negocios más importante de Dinamarca con visita a las instalaciones de Fersay para posteriormente responder a las preguntas de sus estudiantes.
- Colaboración con el colegio Alonso de Avellaneda de Alcalá de Henares para analizar y mejorar la formación de los estudiantes y su próxima inmersión en el mundo laboral (abril-2018).
- Patrocinio de 12 equipos infantiles de Alcalá de Henares.
- Patrocinio del propio equipo de adultos de Fersay durante 4 temporadas en la luga Elite.
- Patrocinio de varias carreras deportivas la última en la Carrera Cervantina de Alcalá de Henares del pasado 11 de marzo de 2018.
- En al año 2005 instalación de placas solares en los techos de nuestras naves produciendo más energía de la que consumimos para cuidar el medio ambiente.
- En el año 2012 importante inversión en cambiar toda la iluminación de la empresa a Led para ahorrar energía y contaminar menos.
- Los vehículos comerciales ya son híbridos y la idea es que sean eléctricos en el corto plazo.
- Proyecto Azelera: Este proyecto es un amplio temario de formación gratuita para nuestros empleados, nuestros clientes (más de 5000) y las pymes de la zona donde estamos ubicados, así como estudiantes de las materias a tratar, se hace en la propia sala de formación habilitada por Fersay en sus instalaciones, pero también se va a las empresas de clientes y asociaciones o cámaras de comercio como la de Don Benito (Badajoz) de toda España.
- Importantes inversiones cada año en formación externa de todos nuestros empleados para su actualización y desarrollo profesional.
Esto es una parte quizás la más importante de todo lo que hemos hecho y hacemos en nuestra compañía para causas sociales o medio ambientales que puedan contribuir a un mundo mejor y de lo que nos sentimos muy orgullosos.
Esto demuestra que una pyme como la nuestra sí puede hacer a pesar de sus limitaciones económicas cosas que contribuyan a mejorar la sociedad y practicar así la Responsabilidad Social Corporativa.
Desde nuestra compañía animamos a todas las empresas tengan el tamaño que tengan y aunque dispongan de pocos recursos a colaborar por todas las causas sociales o medio ambientales en las que puedan participar.
Recuerden que muchos pocos hacen mucho y que no se trata de ninguna competición a ver quien aporta más sino de una filosofía, una forma de ver la vida muy constructiva y positiva que sin duda dejará huella y un ejemplo a las siguientes generaciones que podrán tomar el relevo en esto.
Me despido con unas frases sobre esta importante cuestión:
-Tu verdadera acción social es sembrar buenas conciencias.
-Hay gente que tirará piedras en tu camino, de ti depende lo que hagas con ellas, una pared o un puente.
-Si tus acciones inspiran a los demás a soñar más, aprender más, hacer más y a ser más entonces serás un líder.
-Quién en la actitud se esmera obtendrá resultados de primera.