EL COMPONENTE ESTOICO DEL LÍDER ACTUAL

Fco. Javier Cantera Herrero 

Presidente de Auren Personas 

Presidente de la Fundación Personas y Empresas 

Una situación pandémica como la que atravesamos se pone en marcha cambios en las relaciones humanas. Una relación básica en las empresas es el ejercicio del liderazgo como forma de gestionar internamente a las personas, el negocio, la estrategia y la cultura. Estos son los cuatro planos básicos de esta relación de liderazgo empresarial: cómo gestionar a los equipos, como gestionar las cifras de negocio, como plantear la estrategia y como desarrollar una cultura empresarial. Más allá del liderazgo en remoto que todos hemos analizado como una aceleración hacia la digitalización futura, es muy interesante desentrañar los cambios filosóficos que acontecen en el liderazgo. El líder optimista, positivo e inclusivo debe modularse frente a la situación crítica externa a la empresa que vivimos. 

Esta crisis coyuntural, pero de larga cocción necesitan de líderes más estoicos. El estoicismo emerge cuando hay contextos externos en crisis y pasa a la actualidad los consejos de Epicteto, Séneca y Marco Aurelio. Fomentar la base estoica del liderazgo en el momento actual es una buena inversión de futuro. El estoicismo, que todos estudiábamos en un epígrafe de nuestros históricos libros de Filosofía, tiene una lógica aplastante cuando acontecen avatares de turbulencia emocional como es una pandemia. El componente estoico del líder actual tiene varias enseñanzas: 

1.- Lo que se puede controlar. Preocuparse de lo que puedes controlar y desfocalizar aquello que no podemos controlar. Lo que podemos controlar son nuestros juicios, impulsos, deseos y emociones. Y mucha desazón del líder viene de la creencia de que controlamos cosas que se nos escapan. Es más, el estoico Epicteto, nos decía que incluso solo podemos controlar nuestros juicios porque tanto las emociones como los recuerdos, se disparan por momentos exógenos que no controlamos. Las muertes que han acompañado a esta pandemia han disparado nuestras emociones, el aislamiento ha generado bucles melancólicos de recuerdos. Ahora lo que puedes controlar es tu juicio sobre la realidad, es decir, lo que pensamos sobre lo que sucede. Pero los juicios son importantes porque generan nuestras conductas.   

Si queremos estar sonriendo debemos tener un juicio optimista de la dura realidad. Por lo tanto, aunque solo sean los juicios, es una parte importante de control de un buen líder. ¿Por qué los líderes no trabajan los juicios de valor sobre la realidad? Aquí salen tres mejoras del líder actual:  

• Qué tenga mayor nivel de reflexión de nuestros juicios. 
• Qué decida lo que es importante y lo que no es en esta situación. 
• Qué sepa lo que se puede desear. 

Líder reflexivo, relativista de lo importante por el momento, y que sepa que se puede y que no se puede desear. 

2.- Gestión emocional. El enfoque estoico de la gestión emocional se trata de evitar las pasiones (negativas como la ira) y saber gestionar las positivas. 

Ser un estoico no es un impasible como se expresa en el inglés actual, sino ser un líder que controla sus emociones. Si las emociones están mediatizadas por nuestros juicios, podemos controlarlas a través de nuestros juicios. No se trata de negar o reprimir estas emociones sino darles un valor relativo en tus discusiones. Por eso, un líder con un componente estoico no reacciona impulsivamente a lo que le ocurre, sino que reflexiona para gestionar sus emociones. Como decía Séneca: “hay que pastorear los juicios para no cultivar las pasiones (emociones negativas)”. La gestión emocional no pretende obviar el impacto de una situación para conseguir un resultado más adecuado sino relativizarlo para comprenderlo. Las tres reflexiones son: 

• Que gestionar emocionalmente no es dominar la emoción sino controlar sus efectos. 
• Que saber construir juicios que mitiguen las emociones. 
• Que saber contraprogramar las emociones negativas.

3.- Gestión de la adversidad. Es la famosa resiliencia que estamos estirando su significado ampliando su espectro significativo y que mejor se expresa con el término gestión de la adversidad.  

La adversidad entendida como un entrenamiento o una prueba de nuestra valía, es una idea fuerza que debe tener el líder actual. No se trata de aminorar nada la gravedad de la adversidad sino la forma de “encarar” esta situación. Poner cara a las desgracias sin caer en sufrimientos inútiles. Aceptar que todos somos “vulnerables” y que aceptar nuestra adversidad no implica no luchar por nuestra nueva actividad. No debemos dar por hecho que todo saldrá tal y como esperamos, porque puede ser no sea. La gestión de la adversidad nos lleva a considerar a un líder:   

• Que acepte su vulnerabilidad como situación real. 
• Que analice la realidad en términos de superación, 
• Que la adversidad es un inconveniente, pero no es ni duradero ni continuo. 

4.- Cosmopolitismo social. El cosmopolitismo fue inventado por los estoicos. Nuestra responsabilidad no solo es con tu equipo y tu empresa, sino también con la sociedad, y si me apuras, con la humanidad. Esta preocupación por la sociabilidad y la igualdad conlleva la gestión de la diversidad en la empresa. En este momento, el líder actual debe mirar a la igualdad como una forma de gestionar la diversidad. Aceptar la igualdad de origen y la diversidad por tus méritos, es un principio estoico. Ser miembro de la naturaleza, de la sociedad, de la empresa, del equipo, implica una consideración de igualdad/diversidad que propicia su líder actual. Y, en este sentido, el líder tiene que tener en cuenta: 

• Que cada persona es un fin y no un medio. 
• Que cada empleado debe recibir una igualdad de trato. 
• Que cada empleado debe diferenciarse por su propio mérito. 

En fin, el estoicismo supone que el líder ponga foco en el control de los juicios, en la gestión de las emociones, en la superación de las adversidades, y en la naturaleza social de su función. El líder reflexivo, que acepta las emociones, se enfrenta a la adversidad apoyando y apoyándose en un equipo, y  al fin y al cabo con una visión social.  

Estas reflexiones estoicas llevan a cambiar cuatro ámbitos de gestión:  

• Trabajar lo que podemos controlar: nuestra acción y querer intervenir en lo que no podemos controlar. 
• Reconocer que las emociones son básicas en la gestión de personas y más que reprimirlas hay que canalizarlas. 
• Aceptar la vulnerabilidad frente a la adversidad, pero evitar que nos abrume e impida actuar. 
• Plantear las soluciones con una visión social, tanto para el equipo y la empresa como para la sociedad. 

Hacer con emoción aceptando la adversidad y creyendo en su superación social, es el percepto estoico que demanda la actualidad. Decía Séneca: “Que la vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada”, el líder actual debe pensar que su “narración” debe ser coherente con un momento difícil, de enorme adversidad, pero, ante todo, de enorme labilidad emocional. En un libro reciente del Premio Nobel de Economía de 2013, Robert J. Shiller (Narrativas económicas) nos habla de que los economistas como los líderes, necesitan de un relato para dar una explicación de cada periodo. Las narrativas del líder deben basarse en el estoicismo como poso filosófico predominante. En momentos de adversidad, la templanza en el hacer, la comprensión emocional, la humildad frente a la adversidad y la confianza en la visión social son valores del líder actual. Líderes “sénecas” que permiten transmitir serenidad a una situación de clamorosa incertidumbre, y que no vale de proclamas de ánimos baladís ni detalladas explicaciones racionales, sino más bien, de actitudes serenas de aceptación para su superación.  

 ¡Líder, saca tu “séneca” a actuar!