Teletrabajo: una realidad multiprisma.

 En Curiositá, El Prisma

Pedro J. Moreno

CEO IO Digital

Sin lugar a duda, si hay un término que ha cobrado especial relevancia con la irrupción en nuestras vidas del COVID-19, este ha sido el Teletrabajo. En función del prisma o contexto bajo el que ha sido utilizado este concepto, se ha descrito como una importante herramienta de protección ante la amenaza de propagación del virus, como una solución para evitar el desastre económico en muchas empresas o como el catalizador definitivo para evitar la despoblación en muchas zonas de nuestro país, donde los padres han visto con pesar cómo sus hijos han tenido que emigrar a grandes ciudades en busca de oportunidades que no tenían en sus localidades de procedencia.

Antes del Virus

De una forma u otra, el teletrabajo no es algo nuevo y ya viene siendo realizado por distintos perfiles profesionales, como es el caso de los trabajadores autónomos. En la etapa pre-virus, muchas empresas no veían en el teletrabajo una vía de oportunidades tanto para ellas como para sus empleados, y a menudo solían postergar la implantación de iniciativas de teletrabajo con la excusa de “no era lo más prioritario”, todo esto amparado bajo una cultura del presencialismo que era una cuestión innegociable para muchos responsables de equipo.

La aparición de la pandemia ha puesto a muchas personas y organizaciones ante situaciones a las que han tenido que reaccionar muy rápido, y no siempre con acierto, pero fundamentalmente ha hecho cambiar el esquema de prioridades y buscar nuevas soluciones, donde la tecnología ha tenido un papel muy destacado.

Teletrabajo en la Empresa

Las medidas tomadas por el Gobierno para combatir la ola de contagios, particularmente las orientadas a la restricción de movilidad, han tenido como efecto un cese total o parcial de actividad, lo que está repercutiendo en el tejido productivo del país de una forma drástica.

Ante esto, las empresas han tenido que reaccionar y tomar medidas que permitan retomar la actividad desde fuera de sus centros de trabajo. Evidentemente, la tecnología ha sido el pilar sobre el que construir estos planes de contingencia, pero no han sido pocos los problemas con los que se han encontrado: infraestructura IT sólo apta para trabajar en el centro de trabajo y no desde fuera, falta de cultura digital por parte de los trabajadores, procesos no digitalizados, etc.

Una vez han conseguido reactivar sus Negocios, los responsables de las compañías han ido descubriendo, no sin sorpresa de muchos de ellos, que sus operaciones se han desarrollado con un nivel de desempeño que en algunos casos superaba a la anterior etapa presencial. De hecho, muchos empresarios se han hecho esta reflexión: “Si mis operaciones se desarrollan de una forma completamente normal y mis trabajadores están contentos con el trabajo a distancia, ¿por qué tengo que asumir los costes fijos que me supone la oficina y todos los consumos derivados, si mis trabajadores ven en el trabajo a distancia un valor añadido y una mejor experiencia?”.

Esto está provocando cambios estratégicos muy importantes donde las organizaciones están apostando por cambiar costes en alquileres, movilidad y demás por realizar inversiones en la digitalización de sus procesos con dos objetivos: primero, estar preparados para futuros escenarios similares al actual y, segundo, para poder ofrecer el teletrabajo como una ventaja para retener y capturar el talento en sus recursos humanos. Al romper la barrera geográfica, también hay oportunidades para contar con empleados ubicados en cualquier punto del país.

Un reto muy importante para las empresas consistirá en trasladar a sus personas la visión de la tecnología como un aliado y no como algo que tendrá efectos negativos como la destrucción de empleo.

Sin duda para las organizaciones será un reto clave evolucionar las habilidades digitales de sus trabajadores, así como promover metodologías de trabajo basadas en la definición de objetivos y la constante revisión de estos.

Teletrabajo en el Empleado

Desde la perspectiva del empleado para muchos de ellos el teletrabajo está aún por descubrir, ya que la situación laboral que han vivido durante el confinamiento no es lo que se podría denominar Teletrabajo.

Además de la situación de confinamiento sufrida, a los problemas de coordinación con sus compañeros (solucionados en parte con herramientas colaborativas como Microsoft Teams, Zoom, etc.), muchos trabajadores han tenido que ocuparse de sus hijos, sus tareas, su alimentación, etc. Lo dramático de esta situación es que todo esto se ha tenido que hacer a la vez y de forma prolongada en el tiempo. Definitivamente, esto no es teletrabajo…

Para poder desarrollar un trabajo a distancia, es necesario que se den las circunstancias apropiadas en cuanto a clima laboral, conciliación con la vida familiar y cuidado personal. Todo esto está muy lejos de la situación de “zafarrancho” vivida en algunas familias.

Las circunstancias vividas por parte de muchos trabajadores, unidas al su contexto familiar y a la posibilidad de que pueda repetirse otra pandemia, ha favorecido que muchas personas se hayan replanteado su vida en las grandes ciudades, buscando vivir en localidades más pequeñas, probablemente más cerca de sus familiares y con buenas infraestructuras de telecomunicaciones para plantear a su empresa el Teletrabajo como una opción preferente a su trabajo presencial.

Para que esto sea posible, empresas y trabajadores tienen un largo camino por recorrer. Son necesarios cambios culturales profundos en las organizaciones, como por ejemplo disponer un enfoque productivo orientado a resultados y no a las horas dedicadas e invertir en el capital humano para dotarle del conocimiento necesario. Por parte de los trabajadores, es necesario que aprendan a gestionar de forma eficiente su tiempo y que adquieran habilidades digitales que en muchos casos hora no tienen.

Teletrabajo en la Sociedad

Si leemos detenidamente los dos puntos anteriores en este artículo, vemos que se está generando una corriente de cambio muy profunda, en la que curiosamente están de acuerdo tanto las empresas como los trabajadores y es que buena parte de los trabajos ya no será necesario desarrollarlo de forma presencial.

El hecho de darse cuenta de que ya no es necesario estar en la oficina para realizar el trabajo diario, nos hará plantearnos cuestiones como ¿y por qué tengo que perder una hora de atasco para realizar un trabajo que puedo hacer desde cualquier sitio? ¿por qué tengo que vivir lejos de mis familiares? ¿vivir en una vivienda pequeña en una gran ciudad merece la pena pudiendo hacerlo por menos dinero en una casa en la población donde suelo ir a veranear?

Ajustar todas estas cuestiones, sin duda traerá beneficios individuales como la conciliación y colectivos en el ámbito de la mejora en la calidad de vida, en sostenibilidad, en la repoblación de las ciudades y pueblos vacíos y en el propio medio ambiente.

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