Aprendiz de todo, maestro de nada: De polimata a polivalente
Fco. Javier Cantera Herrero, Presidente Grupo BLC y Fundación Personas y Empresas
Febrero 2018
Una de las consecuencias más sutiles de la digitalización es la valoración de las “poli” habilidades frente a la experturía clásica. Igual que hay dos tipos de pensamientos que debemos compaginar, la atención plena (mindfulness) y la mente errante (wandering mind), es decir, concentrarse para vivir el momento y divagar con la mente difusa para buscar la inspiración, tenemos que saber tener polivalencia y ser experto en nuestro propio porfolio profesional. Han pasado los tiempos de los expertos, que tenían muy claro sus fronteras profesionales, hoy día la mixtificación de conocimientos diversos generan posibilidades inéditas de empleabilidad. Pero debemos hacer caso al dicho popular, no hay que saber poco de diversos conocimientos, sino saber bastante de pocos conocimientos conectados. Lo importante es que el nivel de polivalencia esté conectado con un nexo común. Es idóneo profundizar en tener la mejor polivalencia y poliaprendizaje pero con una estructura común hacia un objetivo, no es una diversificación conglomerada (diversos conocimientos desconectados) sino una diversificación concéntrica (diversos conocimientos conectados). Hay que innovar en tener un perfil diverso pero con una enorme lógica interna que posibilite que la acción sea única con una perspectiva original.
Leonardo Da Vinci, utilizaba el término de polímata para definir la capacidad de abarcar conocimientos sobre campos diversos en la ciencia, arte y humanidades. Ser Polímata (aprender mucho) era posible en la Antigüedad por el escaso avance de la ciencia, hoy día deberíamos hablar de niveles de polimatía. Si es importante, el hambre por aprender (curiosita decía Leonardo) que es una variable muy apropiada en un momento donde el cambio continuo es básico, por eso ser polímata representa una actitud de aprendizaje continuo. Y como decía el filosofo Ralph W. Emerson “Tus palabras solo son un retrato de ti mismo”, cero que si alguien se define como polímata va a tener muchas posibilidades de empleabilidad. Porque el empleo surge de la polivalencia de conocimientos no solo de saber mucho de un tema, sino de saber interconectar, mezclar y desarrollar multiperspectivas en un mismo área de conocimiento. Ser polivalente no solo en conocimiento, sino en aptitudes (manejo de un amplio elenco de aptitudes diversas) y sobre todo, ser polivalente en actitudes y manejar un espectro amplio de actitudes desde la pasión a la resilencia para afrontar las dificultades del entorno. Pero ser polivalente integral debemos mezclarlo con la actitud de aprendizaje continuo (gradiente de polimatía) y con la focalización de un área de interés donde aplicar la conexión de nuevas ideas y la utilización de diferentes temáticas, saberes y perspectivas. Es decir, ser un profesional de un área con polivalencia de conocimientos, aptitudes y actitudes y con una curiosidad amplia y continua en multitudes de disciplinas del conocimiento. Ser Leonardo Da Vinci en el siglo XXI pasa por tener una profesión amplia con un solo nombre, con multitud de estructuras y experiencias diversas entorno a esta profesión y con un continuo cuestionamiento de lo que sabemos, apostando por saber cosas distintas para aplicarlo a tu profesión.
¿Cómo conseguimos ser polivalente? Hoy día cada vez hay más carreras con multitud de apellidos, yo lo llamo el síndrome ADE. Todo el mundo quiere tener desde la carrera universitaria dobles o triples especialización, cuando precisamente ser universitario es ser universal. Creo que lo interesante en la Universidad es tener una base sólida de aprendizaje universal sobre un área del conocimiento, si estamos de acuerdo con Nelson Mandela cuando decía “La educación es la mayor arma para cambiar el mundo”, debemos empezar teniendo una base potente de un conocimiento. Hace poco recibí a una candidata que había hecho Pedagogía y Recursos Humanos en una Universidad Pública, al intentar abarcar campos diferentes en una doble titulación, ni sabía de pedagogía ni sabía de Recursos Humanos. Desde el punto de vista de talento es preferible tener un fuerte conocimiento pedagógico que posteriormente con experiencias y formación especializadas se pueden convertir en un especialista en Recursos Humanos pero con un vasto conocimiento universal de pedagogía. Por tanto, curiosamente no se agota el conocimiento en la Universidad y lo fundamental para ser polivalente es comenzar con un conocimiento profundo de un área (universal). Ahora sí, siendo un área de amplio espectro para que posibilite combinar posteriormente con otros conocimientos diversos. Es importante, en este momento en el que todos los estudiantes no saben que elegir, yo siempre les oriento, que en la elección de la carrera se juega su empleabilidad no lo que aprenden a corto plazo, sino en lo universal de lo que aprende para crear posteriormente un currículum polivalente. Nadie tendría polivalencia si no tiene una base de autoeficacia procedente del dominio de un conocimiento. Es importante saber de muchas cosas pero más es tener la habilidad de sentirse autoeficaz en lo que haces. Es muy útil el obtener un conocimiento sólido y que dote de autoestima al estudiante que tener diversidad de conocimientos en tu carrera universitaria.
Pero para ser polivalente no se queda en tener una carrera universitaria. Precisamente, cuando acaba la universidad es cuando empieza tu mayor nivel de aprendizaje. ¿Cómo se aprende a ser polivalente? Teniendo diversidad de experiencias. De aquí la importancia de tener diversos empleos en una sola empresa o en distintas empresas. Vivir aprendiendo de experiencias diversas debe ser el lema del joven profesional, no hay que buscar todavía el empleo de tu vida. Cuando en USA se valoran los fracasos, es precisamente por su valor en la polivalencia. O tienes éxito o aprendes, me decía mi maestro Miguel Ordoñez en aquellas comidas que tanto añoro. Pero, hay que saber vivir las experiencias, es decir, hay que saber sacar tu aprendizaje, no se trata solo de tener experiencia sino de reflexionar y extrapolar tus aprendizajes a tu acervo de capacidades. Es en este momento, fundamental la figura de los maestros, aquellas personas que te sirven de espejo y que te saben preguntar en el momento adecuado, y porque le da valor como maestro tiene impacto lo que te dice. Por eso, los procesos de mentoring son tan importantes en el desarrollo de la polivalencia, porque te sirven para que el profesional sepa aquilatar sus aprendizajes con perspectivas diferentes. La variedad de experiencias de un profesional puede hacerle tener un perfil polivalente que enriquece su formación. Y es en este momento, donde se deben hacer estudios especializados, la visión clásica del máster que se hacia cuando se estaba trabajando para mi siempre es más enriquecedora que esos perfiles de eterno estudiante con multitud de másteres sin experiencia. Ser polivalente supone haber vivido experiencias diferentes que hacen que tus saberes se relativicen por la práctica y se maticen por la seguridad de tu autoeficacia. El otro día, parodiando a Ricardo II, obra excelsa de Shakespeare le decía a un eterno estudiante ¡Ojalá fueras tan grande como tu conocimiento o más pequeño fuere tu saber! ¡Ojalá pudieses olvidar lo que has estudiado, o no recordar lo que ahora tienes que saber!. Es decir, que todo a su tiempo tras un conocimiento universal vienen multitudes de experiencias que enriquecen ese conocimiento.
Y por último, la actitud de continuo aprender (lifelong learning). Si tenemos una fuerte base universal de conocimiento y una enriquecedora multitud de experiencias profesionales diversas tenemos un perfil polivalente. ¿Pero es suficiente esto actualmente? Pues según mi criterio, no porque el avance multidisciplinar de los conocimientos necesita de un continuo esfuerzo de aprendizaje. Como la pregunta que siempre hago a mis hijos en la cena ¿Qué has aprendido en el día de hoy?, pues la capacidad de aprendizaje es el diferencial del perfil actual de un profesional. No podemos quedarnos en la actitud del experto, que todo lo sabe, porque nadie sabe donde esta el que todo lo sabe. Somos expertos en una materia porque tenemos un amplio conocimiento de dicha materia, fruto de nuestros profundos estudios universitarios, y de nuestra diversidad de experiencias y de una incansable curiosidad de aprender cosas nuevas. Esta actitud de aprendizaje continuo debe reflejar la actitud de Moliere cuando decía: “Somos responsables no solo de lo que hacemos, sino también de lo que dejamos de hacer”, y por tanto, decides tu y que no lo decida el azar en lo que quieres dejar de hacer. Es en el momento que ya eres un profesional con experiencia donde la actitud te hace polivalente. No quieres encerrarte en tu saber sino lo perfeccionas por la continua mezcla con otros conocimientos. Y es aquí, cuando puedes tener diferentes gradientes de polímata, es decir, de interconexión de diferentes saberes distintos. Suelo reunir mis criterios en la orientación profesional con tres acertos para ser polivalente:
- Estudia los ¿porqués? En una profunda carrera universal.
- Estudia los ¿para qué? En multitud de diversas experiencias profesionales.
- Estudia el ¿qué? Perfeccionando con otros saberes tu dominio profesional.
Esto significa que hay que centrarse paulatinamente en lo universal, en lo aplicado y en lo diferente para ser un verdadero perfil polivalente.
Decía Albert Einstein que “la vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando”, y tenía una enorme razón hay que seguir pedaleando, haciendo y aprendiendo porque muchas veces te cambia hasta la propia bicicleta, pero lo que no cambia es tu actitud de seguir pedaleando. Por tanto, debemos relativizar nuestro refrán, diciendo que hay que ser maestro de algo pero manteniendo la frescura del aprendiz de todo para hacer más potente nuestra maestría.
En fin, que no es tan fácil hablar del dilema experto-polivalente, sino más bien hay que hablar del continuum de la profesionalidad, que tiene tres bases:
- Saber para dominar un conocimiento y sentir tu autoficacia y cuanto más universal sea el saber mejor base tendremos para aprender cómo aplicarlo.
- Hacer para tallar nuestro conocimiento y es la experiencia reflexionada lo que nos posibilita tener una amplitud de nuestro conocimiento y la resolución de retos profesionales en una variedad de experiencias nos da fuerza a nuestra autoestima.
- Y por último, saber hacer para perfeccionar nuestra capacidad y teniendo una actitud de aprendizaje continuo para introducir polivalencia en nuestro perfil profesional.
Saber luego hacer y finalmente saber hacer o hacer sabiendo son las tres fases de un perfil polivalente. Bienvenido el auge de la polivalencia pero sin olvidar que todo conocimiento diverso se debe enganchar a una estructura con significado. No vale acumular experiencias diversas y saberes distintos sin tener claro la pregunta radical de tu vida ¿Qué quieres ser de mayor? Aunque tenga sesenta años. El propósito de vida enmarca tu nivel de polivalencia. John D. Rockefeller decía “Si usted desea tener éxito debe hacer nuevos caminos, en lugar de recorrer los caminos tradicionales y trillados de éxito que todos conocen”, pues para crear caminos hay que tener capacidad de ser un profesional polivalente y con alto ingrediente de polimatía. Y para acabar con una pregunta de autoreflexión ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Si fue hace mucho tiempo, háztelo mirar…
Fco. Javier Cantera Herrero
Presidente Grupo BLC y
Fundación Personas y Empresas
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