Brecha salarial de género: Del efecto Scully al lenguaje inclusivo

 En Dichos populares y conceptos de RRHH

El otro día con un grupo de expertos en diversidad de género, estudiamos la complejidad de la brecha salarial de género. No es tan obvio, que una mujer gane menos que un hombre en un mismo puesto, pues como dije si es así lo que cabe es la denuncia legal inmediata, sino la brecha salarial está en la sutileza de los complementos que configuran una estructura salarial donde se genera la brecha. La brecha está asociada a la disponibilidad, frente a la mujer que centra su disponibilidad en el entorno familiar, el hombre dirige su disponibilidad al trabajo. Por tanto, la brecha es un problema de rol y disponibilidad de género y que es universal con diferentes porcentajes en todo el mundo.

Es una cuestión de horas de trabajo y de modelo salarial orientados al tiempo de trabajo y no a la calidad de la aportación. Tras un análisis profundo vimos que la diferencia es de tiempo de trabajo más que de tipo de trabajo. Esta brecha salarial de género se debe atacar desde la corresponsabilidad de la disponibilidad familiar entre ambos roles. Y cuando analizamos las situaciones de abandono de empleo por crianza es alucinante las respuestas machistas de hombres y mujeres aceptando que sea la mujer quien deje el empleo para dedicarse a sus hijos. “Sus hijos” ¿Es la maternidad más que la paternidad? O es el rol social quien culpabiliza más a las mujeres que a los hombres con la ansiógena expresión de “instinto maternal”.

El cambio de rol hacia una evolución más corresponsable es la clave de la lucha por la brecha salarial de género ¿Cómo atacamos la brecha salarial de género?

A esta pregunta me surge dos reflexiones paralelas, por una parte, está la ejemplaridad que se describe con el efecto SCULLY y por otro lado el cambio de la realidad a través del cambio del lenguaje con el lenguaje inclusivo. La influencia de la ficción de las series es indudable, por eso en 2017 sociólogos americanos publicaron un estudio sobre el efecto SCULLY. Se llama así por la agente DANA SCULLY de Expediente X, y demostraron que el 63% de las mujeres que se dedican a las ciencias en Estados Unidos en el día de hoy, tenían alrededor de 12 años cuando se emitía Expediente X y todos decían que esta figura de la científica SCULLY había influido en su decisión de dedicarse a la ciencia.

Ejemplos representativos de formas de roles diferentes incide en configuraciones profesionales posteriores y es el mejor método de orientación profesional que se haya invertido. De aquí la importancia educativa de los ejemplos de roles exitosos de científicas, directivas con hijos que no sean “superwoman”, etc. También, me encantaría series de hombres directivos corresponsables de la crianza de sus hijos que equilibraran su disponibilidad hacia el entorno familiar. El ejemplo es el método para cambiar roles sociales: Como decía SÉNECA “El camino de la doctrina es largo; breve y eficaz, el del ejemplo”. Por eso, más que multitud de proclamas de igualdad una buena serie llena de realidad de ejemplos reales de corresponsabilidad. Todo padre debe hacer tres preguntas:

  • ¿Cuándo has llevado tu sólo el niño al pediatra?
  • ¿Cuándo has comprado el disfraz de tu hijo?
  • Y ¿Cuándo te has preocupado del grupo de whatsapp del colegio?

Pero, el ejemplo arrastra y deja de ser palabras, que bien decía Benito Pérez Galdós cuando decía “El predicador que no practica lo que dice, no es un predicador, sino un púlpito que habla”. Estamos repletos de “púlpitos que hablan” y no dan ejemplos. Por eso, nuestro efecto SCULLY debe basarse en directivos con disponibilidad familiar permanente que oriente su quehacer con preocupaciones de su corresponsabilidad en el hogar.

La otra reflexión es la del lenguaje inclusivo. Multitud de hombres, muchos escritores famosos están en contra de la reforma verbal a un lenguaje no sexista. ¡Porque cambiar!, si ha sido siempre así que el genérico es masculino.: españoles, ciudadanos, etc., y el género femenino siempre es el otro. Indudablemente estas críticas no saben de psicología cognitiva, donde queda claro que el lenguaje define el pensamiento. Todo discurso prefigura los conceptos, y por tanto, el lenguaje sexista inconsciente está introduciendo un sesgo mental de género. Debemos mencionar ambos géneros (españoles y españolas), cambiando el orden (españolas y españoles) e incluso, por qué no, generando una novedad lingüística. Frente a la capacidad de adaptación humana nos planteamos siempre la ortodoxia de la tradición lingüística. No olvidéis el enfoque reactivo de la Real Academia Española de la Lengua que acepta palabras cuando ya no le queda más remedio, porque socialmente se están usando. Para cuando una RAE que proponga palabras nuevas. En este contexto, desde América, ecosistema del cambio del lenguaje, nos viene la iniciativa de utilizar el morfema (e) no marcado por género (amigos, amigas y amigues). ¿Porqué no? Porque nos cuenta tanto salir de nuestra zona de confort de género. He oído verdaderas barbaridades de odiadores virtuales sobre esta pequeña y grandiosa “e”.  Surge de un uso espontaneo de chicas de las escuelas secundarias en Argentina en 2018, y quieren cambiar el lenguaje para cambiar la realidad. A priori, porque no y a posteriori porque sí. Quiero denunciar que se rasguen las vestiduras por un cambio de lenguaje que supone un pensamiento estereotipado y reivindico que el lenguaje es un conjunto de convenciones sociales y si la “e” como género neutro empieza a utilizarse masivamente porque no hay que aceptarlo. No se trata de una imposición desde un feminismo radical, sino que la sociedad con su lógica interna asume que el cambio de lenguaje le permitirá nuevos entornos de inclusividad de género. Sin miedo al cambio del lenguaje, pero sin imposiciones dogmáticas.

La brecha salarial de género necesita de un diagnostico cuantitativo, pero requiere un enfoque cualitativo. Tenemos que cambiar los roles sociales de hombres y mujeres en su disponibilidad hacia el hogar y el trabajo. Estos cambios no consisten en hacer más o menos sino en hacer cosas diferentes. Y propongo cinco vías de cambio para corregir de verdad la brecha salarial de género:

  • Ejemplaridad: Ejemplos masculinos con disponibilidad hacia el hogar y contraejemplos femeninos de superwoman.
  • Lenguaje inclusivo: generar palabras neutras para más realidades como son crianza (no maternidad y paternidad) que reflejen roles compartidos y corresponsabilidades.
  • Estructuras sociales por objetivos: si las estructuras salariales siguen favoreciendo “el tiempo de trabajo”, tendremos diferencias de género por disponibilidad
  • Romper con el concepto del “instinto maternal”: concepto refugio de machismo femenino y concepto relajante para el machismo masculino. La elección de la carrera de uno y otra juega un gran papel. Más vale carreras acompasadas con la crianza de ambos dos, que la terrible decisión de carreras paralelas de trabajo y/o casa. La crianza incide en ambas carreras y no sólo en la de siempre (la mujer con los niños).
  • Y por último, el valor social de la crianza: Si queremos crecer tenemos que ser más productivos socialmente. Y esta productividad pasa por ser padres y madres, y por tanto, debemos concienciarnos de su valor social. El drama demográfico sólo se vence desde la corresponsabilidad para intentar crear marcos de aportación igualitario entre hombres y mujeres.

En fin, que la brecha salarial de género tiene mucho más de filosofía que de estadísticas. Detectar la brecha salarial es un primer paso, pero necesitamos generar procesos de cambio, que suele ser de uso social. No se ataca sólo desde la actividad empresarial, sino que necesita de cambio social. En todo el mundo, existe brecha salarial de género y debemos avanzar desde la sutileza del ejemplo, el lenguaje, la forma de pagar, de carreras acompasadas y de dar valor social a la crianza.

Huyo de apelativos de feministas por mantener ideas humanas de igualdad que expongo desde mi rol masculino. Pero la nueva masculinidad pasa por entender que la igualdad necesita de un cambio diario en nuestra corresponsabilidad y en la disponibilidad en entornos del hogar, para edificar una menor brecha salarial de género.

Y para terminar, el acervo popular de MIGUEL DE CERVANTES en El Quijote que ya hablaba de saber cambiar en es esta frase “Es tan ligera la lengua como el pensamiento, si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua”. En este mundo de la igualdad que estamos construyendo con generosidad no tengas preñeces de pensamientos ni partos de la lengua sino simplemente “BONHOMIA”. Por cierto, termino femenino que implica el querer y saber ser un buen hombre. O mejor dicho … “BONHOMIE!!”

 Javier Cantera Herrero

Presidente AUREN-BLC

 

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