Cría cuervos y te sacaran los ojos… o… ¿Qué pasará cuando tu jefa sea un robot?
Javier Cantera, Presidente de Auren Blc y Fundación Personas y Empresas
Es curioso que en los debates del futuro del trabajo a los que últimamente asisto la gran preocupación sea que sí los robots deben cotizar a la seguridad social. Como psicólogo del trabajo me preocupa mucho otros temas de la relación hombre/robot, lo que se considera la transhumanización (que en USA llaman H+) o el concepto más expansivo del ser humano. Los gestores de personas dentro de unos años van a tener que resetearse en muchos conceptos y preocuparse en ¿Cómo se va a trabajar en equipos mixtos de hombres/robots? ¿Cómo se van a dirigir a personas y robots o a la vez? O la pregunta más difícil ¿Cómo te vas a comportar cuando tu jefe o jefa sea un robot?.
No es ciencia ficción, muchos trabajos operativos pueden ser planificados, estructurados y dimensionados por robots que, ejercerán de coordinadores de trabajo, incluso a veces serán jefes. Estos debates de la robotización son los que interesan a las psicología del trabajo, si a un economista les preocupa la financiación de las pensiones a nosotros nos preocupa el liderazgo, el trabajo en equipo y las emociones de las personas trabajando con robots. La IOT (internet de las cosas) no sólo va a hacer que tu nevera se ponga en contacto directamente con tu supermercado y encargue los yogures que te faltan sino que, también van a movilizar a los robots según tus deseos humanos.
Esta preocupación a la robotización como ecosistema diferente de trabajo nos debe hacer reflexionar en vivir nuestra gestión del trabajo en las siguientes vertientes o efectos a tener en cuenta:
- Efecto discapacidad. Todos somos discapacitados. Desde los discapacitados físicos, a los emocionales…incluso la multitud de españoles que son discapacitados idiomáticos. Pues la robotización, nos pone en competición a un empleado de carne y hueso con otro agente de empleo cuasiperfecto llamado robots. Los robots no se equivocan en lo que tiene que hacer. ¿Qué aburrimiento de perfección?. Nos encanta volver a pensar lo interesante que consiste en ser imperfecto. Ese miedo a la imperfección que todos tenemos será atractivo por su novedad. La perfección en la ejecución de una tarea de un robot tendrá consecuencias en la evaluación del rendimiento. Claramente en el desarrollo de la creatividad personal esta nuestra tabla de salvación para competir con ejecutantes excelentes robotizados. Decía Maquiavelo “A un segundo hay que mantenerlo débil. Se le otorga demasiado poder, acabarás labrando tu propia ruina”. No es nuestro enemigo la ejecución perfecta sino la capacidad de inventar nuevas ejecuciones. Por eso, el efecto discapacidad es que nuestra imperfección debe destacar en la excelsa creatividad. No hay que competir en destrezas físicas y cognitivas sino en capacidades diferenciales. Hay que tener claro que ser un discapacitado no es un problema si tenemos la capacidad de crear nuevas capacidades. La ejecución perfecta para los robots y la imperfección creativa para los humanos.
- Efecto Aprendizaje disruptivo. La robotización habla del aprendizaje asociado a los datos (big data comportamental), pero ningún robot va a poder aprender desde la mutación, es decir, desde la emoción de querer aprender porque si. El aprendizaje es básico en el ser humano, pero donde los robots no pueden competir es en la emoción detrás del error. El error tiene un efecto energizante a través del cual se consiguen movilizar muchas decisiones de cambio personal. La curiosidad es un elemento básico del ser humano que los robots tienen muy difícil de ejercitar. El saber porque queremos saber es una fuerza de competitividad enorme que cualquier robotización no puede competir. El aprendizaje de conocimientos acumulativo será una fortaleza de los futuros trabajadores-robots, pero esta capacidad de aprendizaje no te darán la fuerza de la curiosidad humana. Preguntarse continuamente el ¿Por qué? y el ¿Para qué? de las problemáticas de trabajo dan una aproximación diferente al aprendizaje. Aprender desde la curiosidad más que desde la necesidad operativa es una diferencia humana frente al robot.
- Efecto camarada. En todos los análisis de los técnicos de lo posthumano y de los tecnocibernéticos siempre les digo que es muy difícil establecer una relación de compañeros, que hay entre los humanos, con un robot. El otro día conocí a una persona que su profesión es ser “Profeta Digital”, yo le dije que lo que me preocupa no es que sea profeta sino que esté solo frente a los demás en su profesión. El robot es individual y está orientado a tener relaciones o interacciones planas con otros robots o empleados. Por tanto, lo que falta es el compañero y la camadería que ha entre los empleados. Muchos empleados piensan que el trabajo es un proceso personal y es una configuración social. Trabajamos con gente, para la gente y no podemos trabajar sin la gente. La relación jefe-colaborador es una relación social con sus roles, status, posicionamiento e incluso liturgia propias de una tribu. ¿Cómo será la relación jefe-colaborador con los robots?. Es más como interactuaremos con nuestros jefes robot para pedirle una subida de sueldo. En fin, que los humanos somos ante todos camaradas, compañeros y colaboradores con diversos roles que juegan en el día a día de la empresa.
En fin, el futuro está en la C. En la C de creativo, curioso y compañero. Si queremos tener futuro compartido con nuestros excelentes robots que serán más productivo, más listo y más individuales tenemos que preconizar nuestra diferencias en la creatividad del pensamiento, en la curiosidad de nuestro hacer y en lo emocional de nuestro compañerismo. Estas tres Cs deben hacernos pensar que la robotización es lo que dicen los chinos “un tigre de papel”, término utilizado para designar que los robots aparentan ser una amenaza pero que en realidad es algo inofensivo. Temer es perder y crecer en la creatividad, curiosidad y compañerismo es conseguir mayor valor añadido frente al robot.
A modo de conclusión, que no nos asusten con la industria 4.0, la robotización, el IOT y el futuro del trabajo. Cuanto más creativo, curioso y compañero seamos menos tenemos que preocuparnos de la excelencia robótica. Ray Kurzweil nos habla que en el año 2045 ocurrirá la “singularidad tecnológica” que dice que un equipo informático o un robot serán capaces de automejorarse recursivamente (rediseño de sí mismo) y crea una inteligencia muy superior al control y la capacidad intelectual humana. Modestamente, y desde mi pragmatismo palentino me parece otra profecía tipo Nostradamus que nos lleva a expansionar nuestros miedos tecnológicos. Sinceramente, creo que la “creatividad curiosa social” sería un paradigma que en el 2045 competirá con esta profecía de la singularidad. Lo singular es lo imperfecto, lo disruptivo y el ser influenciable por los demás que es todo ser humano. Y si no lo que dice el grupo musical Queen ¿Quién quiere vivir para siempre?.
Y para más inri, ojalá que sean jefas-robots y nos sirva para superar el atavismo de la diferencia de género en el talento humano, ya que la diferencia futura no será hombre y/o mujer, sino entre humanos, ciberhumanos (humanos con tecnología incorporada) y posthumanos (robots)
¡Y para cuando un sindicato de robots!, yo por si acaso para ser empleable, ya me estoy formando para ser psicólogo de robots.
Javier Cantera, Presidente de Auren Blc y Fundación Personas y Empresas