La importancia de llamarse NETWORKER para la gestión de personas
Todos sabemos el poder de los nombres para focalizar la atención. Hace poco tuve la ocasión de conocer a un coach que me dijo que era un Networker, en un principio no le di importancia, pero empecé a pensar en su significado. Ser NETWORKER ha sido mi dedicación durante años y nunca había caído en el nombre. Implica conectar a las personas para que puedan hacer realidad sus sueños como dice ALEXANDER HOFFMANN y yo juro que es lo que más tiempo me dedico. Saber utilizar las redes sociales (presenciales o virtuales) implica tener la oportunidad de conocer multitud de conexiones entre personas que pueden facilitar la generación de intereses. Muchas veces cuando se presenta una persona pienso las enormes oportunidades que se nos abre a los dos. Hace años utilizaba el término de Conector, pero quedaba muy centrado en el proceso y no tenía el significado de encajar personas y proyecto que si tiene Networker.
Networker es un concepto que expresa la acción (conectar) pero también el resultado (valor) lo importante no es conectar sino alinear la interacción con la consecución de los sueños de las personas. Por tanto, ser Networker es integrar y conectar personas para conseguir una determinada acción o como se decía en Palencia hacer de “Celestina”.
¿Por qué ser Networker es bueno en la gestión de personas? Porque una persona siempre es un fin y no un medio. Conocer a las personas es perfilar su valor y conseguir oportunidades para que obtenga sus propios sueños. Siempre he considerado que conocer a la persona es un valor añadido. Desde hace muchos años, cada persona que me ha pedido una entrevista, he tenido la suerte de poder conocerla. En mi labor de seleccionador, formador, director de Recursos Humanos y consultor de gestión de personas he tenido la suerte de conocer a muchas personas, y esto, te da la oportunidad de poder integrar a las personas en proyectos que implican valor añadido o simplemente te han enriquecido con puntos de vista diferentes.
Creo sinceramente que ser NETWORKER es un valor para hacer una buena gestión de personas. Es más, cuando pienso en mis maestros en Recursos Humanos siempre me acuerdo de su capacidad de escucha, del conocimiento de las personas y el centro de su gestión era la conversación. Aunque yo no puedo decir en mi pueblo que soy un “Networker” si pienso que tengo una técnica para conseguir ayudar a la empresa a crecer con la capacidad de conectar las personas con los proyectos.
Esta técnica, es pura esencia experiencial, se sistematiza en cinco pasos:
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Actitud: La importancia de conocer nuevas personas. Decía mi abuelo que lo bueno que tiene cada día es la oportunidad de conocer nuevas personas; y es verdad, tu riqueza del día está en las experiencias que has tenido y en el capital relacional que ha sido capaz de hacer. Esta actitud de apertura permite acercarte a las personas con la humildad del aprendiz, pero con una visión finalista: la importancia está en conocerle no en utilizarle.
La actitud es humana no es de negocio. Es fundamental la actitud, no es buscar utilidad al contacto sino tener el contacto. Y te sorprendes cuando la gente sabe que la conoces sólo para saber en qué puede ayudarles. Ayudar no es el fin es la actitud, a veces se puede y otras no, pero siempre vas a adquirir el conocimiento de la otra persona, te vas a enriquecer con otra forma de pensar, de percibir o de emocionarse. Esta actitud me viene de haber trabajado en la tienda con mi padre, que me decía “no trates de vender sólo conoce a la persona que otro día la venderás” o en mi trabajo de selección cualquier candidato no valía para el puesto, pero se establecía la confianza para poder llamarle para otros procesos.
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Puentes emocionales: Cualquier conocimiento debe tener nexos de intereses comunes. Nadie pude generar recuerdos positivos de una relación si no hay emociones compartidas. Establecer ideas, personas, conocimientos, situaciones que nos generan emociones comunes que podamos compartir. Es básico que la actitud se refleje en mostrar tus características personales porque la otra persona puede expresar sus ideas. El comienzo emocional se labra la relación futura e igualmente crea la red del recuerdo; neurológicamente las conexiones neuronales de una persona se evocan desde un sentimiento generado por las emociones al conocerle. Aunque los verdaderos puentes emocionales se necesitan tiempo pero que poner foco para encontrarlas. Que las emociones permiten asociar a una persona que puedas recordarla cuanto tengas la ocasión de poder alinear proyectos con ella. La E de emoción precede a la R del raciocinio.
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Prospector. Tras la habilidad de encontrar puentes emocionales está la técnica de saber hacer preguntas. Preguntar es el verdadero dominio de una relación. Quién pregunta domina la conversación. No se trata de interrogar, divagar, hablar continuamente sino en saber que opiniones tiene para crear sobre ella. Crear una conversación empieza por preguntar no solo desde la cabeza sino también desde el corazón. Preguntar es interponer lo que otra persona dice para confluir su discurso con el tuyo. Una verdadera prospección es mutua, saber los que él piensa implica que también sepa lo que tu vas pensando. Saber prospeccionar una relación no necesita de un afán inquisitorial sino de un discurso a construir.
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Conversar. El valor de saber conversar, es decir, escuchar y de vez en cuando opinar, preguntar y declarar. Una buena conversación deber generar un recuerdo grato entre las personas, donde hay momentos para preguntar, para escuchar, para interactuar desde tu opinión y hacer declaraciones. La conversación es la herramienta humana que más utilizamos y poco entrenamos. Parece que conversar es preguntar y esto sólo es una parte, tan importante como preguntar es saber escuchar, decir e interpretar a la otra persona.
Escuchar activamente está sobrevalorado; seguro que hay que escuchar, pero conversar implica que te mojes con tu opinión. Que interactúe y no tengas cara de Sherlock Holmes para preguntar; la mayoría de las veces se pregunta desde la sinceridad.
Para cuando un curso de saber conversar es como ser padre, todos lo tenemos que hacer, pero no traemos la sabiduría de origen.
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Recordar. Durante muchos años cuando conocía a una persona la etiquetaba con tres frases. Podía ser proyectos, características y otras facetas que me permitiese recordarlo para ver su utilidad en una futura acción. Todavía recuerdo como ponía tres adjetivos en un cuaderno después de conocer a una persona. Eran mis “tags emocionales” para poder reconectar con ella. Pues en sí mismo, tener una conversación es interesante por su aportación personal, pero todavía más si puedo utilizar este conocimiento para poder compartir proyectos futuros. Poder hablar posteriormente con ellos para saber que nos une y de qué podemos hacer en común.
Estos cinco pasos es la técnica que utilizo para ser un Networker que se puede resumir en estos dos principios muy útiles en la gestión de personas:
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Las personas es el fin de tu trabajo
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Y siempre detrás de un proyecto, trabajo, ocio hay personas.
Con un trasfondo de enorme humanismo debemos pensar lo importancia de conocer personas, per se, simplemente conocer sus expectativas, actitudes y conductas.
¿Pero las redes sociales sirven para conocer a las personas? Nos sirve para contactar con las personas, pero es fundamental saber conversar con ellas para poder reconocer puentes emocionales. Conversar en la red no es lo mismo que conversar interpersonalmente, pero este sustitutivo debe complementarse con el conocimiento personal ¡Que suerte que puedo conocer otras personas maravillosas! ¡Y disfrutar de las emociones comunes!
En la gestión de personas y Recursos Humanos es fundamental querer ser un NETWORKER, es decir, conocer a la persona de la empresa, sin ningún interés inicial, simplemente por el “egoísmo” de conocerle. Sí, hay que ser egoísta para saber que conocer personas es aprender como ella vive la realidad, aprender como percibe las situaciones y ante todo, aprender de sus avatares vitales.
Yo he aprendido mucho de los libros (soy un bibliófilo irredento) pero los conocimientos profundos los tengo que hallar en la multitud de gente diversas y distintas que me han dado la oportunidad de aprender las conductas humanas. Decía John F. Kennedy “No podemos negociar con aquellos que dicen lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable”, y es verdad, nadie puede conocer y entablar confianza con los demás sino es capaz de exponer lo que él siente. Compartir tus emociones es el principio de tu confianza con los demás. Aquí se negocia todo lo mío y lo tuyo. En fin, que para ser un buen networker tienes que conocerte mucho a ti mismo, para saber compartir tus vulnerabilidades, tus inquietudes y tus anclajes. Y para acabar, volvemos al principio, para ser un buen networker lo primero que hay que hacer es conocerte a ti mismo. Pero aquí está la paradoja para conocerte a ti mismo tienes que interactuar mucho con personas diversas. Esta paradoja es un bucle virtuoso: cuanto más soy networker más me conozco. Luego, gracias a todos aquellos que me conocéis porque vuestras interacciones me han servido para conocerme mejor ¿No será nuestro yo simplemente retales de lo “tus” que has conocido?…