¿Personas Humanas? La paradoja de la humanización empresarial
Hace poco un Director de Recursos Humanos me dijo que su Empresa se componía de personas humanas. Ante mi cara de sorpresa, le dije ¡pero si todas las personas son humanas! Y él dijo no, hay personas inhumanas y empresas humanas. Y aquí me salió mi pragmatismo palentino y me pregunté para mí mismo ¿hay personas inhumanas y empresas humanas? Y llevo casi un mes dándole vueltas a la cabeza.
Hace años tuve una discusión con un gurú sobre el concepto del alma de la Empresa, que le dije que como metáfora me valía pero que el atribuir características de personas a una Empresa, Organización e Instituciones solo vale como recurso discursivo, pero que tenemos que huir de genera ideas espureas aunque sean bonitas. Como aquellos que dan características humanas a los animales, a las piedras o como aquel curso de bioenergética que hice donde había una persona que, al abrazar un árbol, dijo que este le hablaba. Creo que tenemos que revisar antropológicamente el concepto humano para saber que las personas son siempre humanas y que cualquier conducta desarrollada por ellas son propias de su naturaleza, independientemente que le atribuyamos valores denominados humanos y otros que le caracterizamos como inhumanos. No hay persona inhumana, sino personas con valores que caracterizamos como inhumanos.
Esta precisión es de incalculable calado en el lenguaje rápido y marketiniano que tenemos en Recursos Humanos. Siempre hablamos de lo humano como algo idílico a conseguir, cuando son los valores que tildamos como humanos a los que nos queremos referir.
En el reino actual de imprecisión semántica donde prima más la síntesis (síndrome de 140 caracteres) que la precisión con detalles, donde se ensalza más el impacto del titular que el desarrollo temático, donde la brevedad burda es más apreciada que la explicación detallada en su complejidad, no me extraña que las personas se describan con un adjetivo de humana. Pero no olvidemos que el discurso genera los recursos, toda la ciencia necesita su lenguaje para saber intervenir en su realidad, y aquellos que trabajamos en humanidades debemos saber matizar el término persona y el adjetivo humano.
Claro que, si todas las personas son humanas per se, pero mucha tiene valores inhumanos y no se comporta como en nuestra escala de valores entendemos como humanas. Pero podemos caer en ocultar la realidad cuando prejuzgamos que todas las personas quieren ser felices en su trabajo, que tiene que conciliar porque si y que tiene que disfrutar de sus vacaciones. Estos perjuicios se convierten en prejuicios. Y al final, consideramos unos valores como el canon cuando el verdadero valor está en la libertad de elección de sus juicios de valor, lo que en las políticas de Recursos Humanos tiene que hacer es evitar toxicidades: jefes tóxicos, estructuras tóxicas, puestos tóxicos, culturas tóxicas. Y crear un ecosistema donde la libertad individual pueda desarrollarse con horarios a compartir, proyectos a colaborar, tareas a desarrollar e innovaciones a generar. La humanización es un ecosistema que posibilita a las personas a tener conductas con valores humanos.
¿Pero hay Empresas Humanas? Creo que hay Empresas que ejercitan más valores humanos y aquí es fundamental el verbo “ejercitar” porque todas las memorias de empresas están llenas de proclamas superhumanas y no pasan el algodón de la pregunta a sus empleados de su nivel de respuesta humana. ¿Qué se considera ejercitar unos valores humanos?, pues yo creo que tiene siete características:
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Empresas que se pone en el lugar de sus empleados cuando toma una decisión empresarial. No es que no tome la decisión necesaria para un negocio, sino que sabe y actúa sabiendo su impacto humano.
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Empresas que toma sus decisiones con transparencia a sus empleados para tener la certeza que ellos saben sus motivos.
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Empresas que evitan estilos de liderazgo que no considera a las personas como un fin y si como un medio.
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Empresas que diseñan sus políticas teniendo en cuenta el factor humano y que sus intervenciones en el área de Recursos Humanos se guían por una consideración de libertad a las personas dentro del marco organizativo.
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Empresas que están constantemente preguntando a los empleados su opinión para ir configurando sus políticas teniendo en cuenta el impacto en sus empleados.
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Empresas que creen en la igualdad de oportunidades, en las políticas de desarrollo interno, en la captación externa de talentos complementarios y en la diversidad como valor.
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Empresas que posibiliten el diseño de su propio trabajo, que posibilite la autonomía (empowerment) y que dimensionan su propio puesto de trabajo (job crafting)
Por tanto, una empresa con valores humanos que piensa en las personas, que es transparente, que tiene un liderazgo inclusivo, que trata a las personas como adultos libres, que pide su opinión constante, que velan por la igualdad y la diversidad y que permite tener autonomía en su trabajo ¿Esto es una Empresa Humana? Y no una declaración universal de lo importante que es el ser humano. “Obra son amores y no buenas razones” se decía en mi querida PALENCIA, y que yo matizo las empresas son humanas si se comportan como humanas.
En fin, que acepto en el lenguaje coloquial las expresiones de personas humanas y Empresas humanas pero lo correcto es que las personas tengan conductas que consideramos como valores humanos y las empresas ejercitan acciones con valores humanos. Me preocupa la banalización del concepto humano en la empresa, porque no todo el comportamiento de una persona es humano y se puede justificar por ser humano (no me apetece caer en el simplismo que todo vale), y a su vez los apóstoles de lo humano nos atan a un modelo “único” de ser humano ¿Cuál es la solución? La libertad humana de ser diverso dentro de unas reglas sociales compartidas. Me encantaría ser simple, pero la realidad es compleja y la empresa con valores humanos necesita de libertad, diversidad y reglas sociales compartidas para ser competitivos. Aquellas empresas que acepten el valor de la diversidad y que compartan unas reglas sociales claras, concisas y aceptadas tendrán la clave para ser competitivos.
No busquemos atributos humanos en las Empresas y no justifiquemos todo poniéndole el término humano. A veces lo más inhumano es el buenismo mal entendido.
Las reglas empresariales son tan necesarias como la diversidad y la libertad individual de cada empleado. Pero esta triada debe equilibrarse y cualquier desequilibrio hacia la libertad, la diversidad y las reglas conlleva un peor clima laboral. El compromiso con una empresa es un equilibrio entre lo que me aporta, lo que puedo hacer y lo que conseguimos en el grupo humano que es esta Empresa.
Y ya lo decía MIGUEL DE UNAMUNO “Soy subjetivo porque soy sujeto, una piedra es objetiva porque es una piedra” no vendamos la objetividad de las personas, pero tampoco queramos vender que los resultados de una empresa no son objetivos. Pues ya sabemos que no es lo mismo inteligencia humana que los humanos con inteligencia. Me voy a abrazar a un árbol… a ver si me estoy quedando sordo y soy yo el que no oigo hablar al árbol.
F. Javier Cantera Herrero
Presidente de Auren BLC
Presidente de la Fundación Personas y Empresas