Piensa todo lo que quisieres, pero habla lo menos que pudieses: PHUBBING
Javier Cantera, Presidente de Auren Blc y Fundación Personas y Empresas
La creación de nuevas palabras no debe estar reñido con el respeto al idioma, pues es verdad que surgen nuevas situaciones que tenemos que describir con una nueva palabra. Phubbing es una expresión americana de la situación que se origina cuando estás en una cena o en una conversación y uno de los asistentes se encierra en consultar, leer y contestar su móvil. Parece que es como incorporar entes virtuales en conversaciones personales. Claramente esta nueva situación que nos ofrece la tecnología está cambiando los usos sociales. Cuantas comidas familiares son distorsionadas por la multitud de conversaciones que inciden entre los asistentes. Pero donde el Phubbing está adquiriendo limites alarmantes es en las empresas. Reuniones, comités, conversaciones jefe-colaborador, fiestas, comidas de negocios es habitual ver personas ausentes en ellas. En esta era de las distracciones podemos decir como decía Jean Cocteau sobre el amor pero aplicado a la comunicación, “El verbo comunicar es difícil de conjugar, su pasado no es perfecto, su presente solo es indicativo y su futuro siempre es condicional”. Comunicar implica pensar, escuchar, silenciarse, observar, analizar y no solamente hablar. El mundo virtual que cabalga por los móviles requiere contestación rápida, hablar sin tino, buscando la contestación fácil y original. Independientemente de la descortesía y mala educación de estar enganchado al móvil supone una atención dividida entre las personas físicas y el mundo virtual. Por eso, necesitamos tanto impulso de mindfulness ya que estamos continuamente dividiendo, sustituyendo, complementando momentos de atención.
Hay un término en México que me encanta para expresar el Phubbing, es ni más ni menos que Cantinflear, es decir, hablar mucho sin decir nada. Estamos en la red continuamente cantinfleando. Como analista del comportamiento en la organización me encanta observar a estos tecnoadictos que desprecian una mirada por un prorrateo en el móvil, y tenemos que cambiar con algunas reflexiones:
1.Disfrutar el momento: Estar en el momento virtual te evita disfrutar el momento. No habéis visto tecnoadictos, incluso de edades provectas,que estando en el cine, en medio de una película, empiezan a ver su whatsapp. Aquellos que no están en el momento, sino en contar el momento. Igualmente que la gente se hace un selfie con la cámara del teléfono, muchos hacen un comentario en la red social antes de disfrutar la experiencia. Lo importante no es emocionarte en una exposición de El Bosco, sino enviar un mensaje y decir a alguien que no está ahí que eres importante por estar en ella. La experiencia no se valora por sí mismo, sino solo porque se puede comunicar, igual que lo que decía Luis Miguel Dominguín, que lo importante de estar con Ava Gardner era contárselo a los amigos. Vivimos la experiencia por el valor que otros nos den por haberla tenido. Esta dependencia de los otros nos evita disfrutar el momento, todavía recuerdo la cantidad de padres que se pierden el salto del delfín para enviarlo al whatsapp de las madres del cole. Cualquier experiencia es mejor cuanto más es comunicable, para que otros se sorprendan. Disfrutar es madurar y calar la experiencia en ti como persona y no estar mirando en como comunicarlo. Momento solo hay uno y disfrutarlo supone vivirlo con todos los sentidos y no tener secuestrada nuestra atención por la chorrada que voy a escribir en las redes sociales. Decía Dante “Pasa el tiempo y desgraciadamente, el hombre no se da cuenta”, no hay una segunda oportunidad para vivir una experiencia determinada ¿Porqué no la disfrutamos?.
2.Miedo a perderse algún evento. A veces el Phubbing no ocurre porque tu quieres comunicar sino porque tienes la atención dispersa a otros foros virtuales. Estar enterado, saber lo último, no perderse nada obsesiona al tecnoadicto. Ser el primero en decir algo novedoso, o comunicar una noticia se activan zonas cerebrales cercanas a los centros del placer. Igualmente, que en las antiguas comunidades rurales el cotilleo era un gratificante objeto de conversación es igual en la red, saber, rumorear, cotillear son verbos gratificantes. Lo que decía Oscar Wilde “ Soy tan inteligente que a veces no entiendo una sola palabra de lo que digo”, yo lo aplico al cotilleo virtual al que estamos rodeados en los móviles. La posibilidad de tener al instante todas las noticias novedosas nos crea la ansiedad de estar enterado. Parece que aquel que no sabe lo último tiene menos valor. Pienso que el saber está reñido con la superficialidad del estar enterado. El nivel de profundidad y conocimiento que ofrece una entrevista y conversación concienzuda no la emerge el conocimiento superficial de lo novedoso. Como aquel proverbio árabe que indicaba “Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere encuentra mil excusas”, cuantas excusas te pone quien está conversando paralelamente por móvil en una reunión. Siempre hay alguien o algo importante para el negocio que justifica que mire el móvil o contestes un comentario de Linkedin o digas un me gusta al twitter. No es la importancia de la comunicación sino tu miedo a perderte algún evento. Por favor, date permiso para “no estar” virtualmente hablando.
3.Instinto de imitación. Alguna vez no habéis visto que uno coge el móvil, e inmediatamente todos lo hacemos. Hay una tendencia a imitar situaciones no permitidas socialmente, cuando alguien lo hace todos lo podemos hacer. La imitación es natural y todos tendemos a repetir pero también es muy educativa. En los encuentros familiares o en roles directivos es el ejemplo del líder y/o padre fundamental para evitar contagio vírico de comportamiento. También hay que saber dialogar en los medios sociales. La obligación de contestar inmediatamente a un mensaje es una pérdida de libertad. Me niego a que el whatsapp me marque mi vida, aunque el que ha emitido el mensaje sepa que ya lo he leído. Tu eres dueño de tu tiempo pero no del de los demás. Muchas veces caemos en la instantaneidad como valor útil de una conversación, cuando a veces lo interesante es lo que dices no cuando lo dices. Entrar en una cárcel tecnológica de continua contestación y rapidez por imitar a nuestro entorno nos predispone a una tecnoadicción.
4.No perder habilidades sociales. Contestar a alguien mirando el móvil no es sólo una falta de educación sino una pérdida de calidad de las habilidades sociales. Hace poco en el colegio de mis hijos asistí a una representación teatral, y como buen psicólogo miro más al patio de butacas que al escenario, las interacciones entre iguales para comentar algo pasaba por intervenciones virtuales para contarlo por el móvil. Las personas no están plenamente en la conversación, están pero no están, ya que sigue siendo importante que alguien en la red se sorprenda con la experiencia de la persona. La habilidad social necesita de la conversación interpersonales plenas, y además de una expresión sana de sentimientos. Si observamos las conversaciones del whatsapp las emociones son expuestas en pocas palabras, emoticonos y simbología varias que impide saber cómo se sienten las personas. La gestión emocional de uno mismo se desbloquea al utilizar un medio escrito y sin tener a la persona delante que pueda interactuar. Por otra parte a la comprensión emocional del otro carece de la riqueza de matices que supone el lenguaje no verbal. En fin, que las habilidades sociales van a cambiar, ya que tenemos conversaciones simultáneas con códigos emocionales distintos. Y como decía Montaigne “Lo más grande de este mundo es saber estar con uno mismo”, y hoy en día yo diría “con uno mismo con móvil”, ya que no se sabe estar en la experiencia real sin escribir o comunicarlo como experiencia virtual.
5.Uso saludable del móvil. El móvil es una gran herramienta social, útil, instantáneo y de enorme valor pragmático y vital. No se trata de ser un ludita y renegar de las redes sociales y del whatsapp, sino de hacer un uso saludable en un contexto social. No es tampoco cuestión de dosis, hay gente que utiliza mucho el móvil y lo hace muy sanamente y otros que lo utilizan poco, pero malsanamente. El uso es saber elegir el momento y el descanso del móvil, por mirar muy rápidamente el móvil no se está mejor enterado. Si es cierto que genera conexiones neuronales de la zona cerebral del placer cada vez que nos enteramos de una novedad, por tanto nuestro “chute” de novedad lo tenemos en el bolsillo, pero debemos pensar que gestionar el tiempo de uso (cuando y cuanto) aumenta su valor. Las contestaciones inmediatas tampoco son tan eficaces aunque cumpla con la obsesión de la tarea cumplida. Hay una fantasía sobre la maldad de la procrastinación de las tareas pero también es muy inadecuada la contestación inmediata. A veces, el tiempo de reflexión con un tiempo de espera hace que los problemas y/o situación adquiera una nueva visión. Hay que dar tiempo a tu “inconsciente” a que piense una solución, lo que se decía de llevarme a la cama los problemas está demostrado neurológicamente como una gran proceso de pensamiento e incrementa la calidad de respuesta. El darse permiso a “no estar”, al silencio virtual es síntoma de un uso saludable del móvil.
En fin que el Phubbing se refiere a un uso social novedoso que no tenían nuestros antecesores pero que refleja el refrán del título. Desde siempre, se ha establecido que la “loca de la casa”, como decía Rosa Montero, que es nuestra cabeza puede pensar todo lo que quiera, pero nuestra comunicación debe ser cauta y no agotarse en todo lo que pudiese. La experiencia vital de los refranes que no conocía los smartphones vuelve atinar en la capacidad de comunicación. Con el móvil se ha incrementado nuestra capacidad de habla al infinito, pero no ha incrementado nuestra capacidad de pensamiento. Pensar más y hablar menos es un gran consejo para el mundo actual repleto de situaciones de Phubbing. Y para acabar quiero destacar una reflexión de un pensador español que no conoció el móvil, Ortega y Gasset que dijo “la realidad radical (es decir, donde radican, o arraigan todas las demás) es nuestra vida y ella es lo que hacemos y lo que nos pasa. Vivir es tratar con el mundo”. En reuniones donde el mundo está pendiente de su mundo virtual sale una forma diferente de vivir, por tratar con el mundo de forma distinta. Incorporar el móvil como potente herramienta de comunicación no debe quitar nuestra realidad que somos lo que hacemos y lo que nos pasa. ¡SOS, dónde están los filósofos virtuales!.
Javier Cantera, Presidente de Auren Blc y Fundación Personas y Empresas