Editorial Silver Employee
Estamos asistiendo a una curiosa paradoja, de absoluta actualidad estos días:
Por un lado, se busca dilatar al máximo la edad de jubilación, llegando a hablarse de proponer un incentivo económico para aquellas personas que la retrasen voluntariamente. Nuestra situación demográfica y su previsible evolución, teniendo en cuenta la alta esperanza de vida y la baja tasa de natalidad, parece hacer imprescindible que los profesionales se mantengan activos durante más tiempo si queremos, entre otras cosas, un sistema de pensiones viable que, hoy por hoy, apunta hacia la bancarrota.
Al mismo tiempo, el mercado laboral, en línea con el estado general de opinión, es casi impermeable a la contratación de profesionales de más de 50 años. Los profesionales maduros, llegados a cierta edad, parecen suponer una carga para la organización, por lo que tienen un acceso limitado y, si están dentro, son desvinculados a la primera oportunidad.
En este número podremos tener la opinión de los expertos, provenientes tanto del ámbito académico como del empresarial, sobre la naturaleza y transcendencia del problema y sobre cómo debería ser abordado desde las diferentes perspectivas social, empresarial y administrativa.
Equipo de redacción