Tecnoestrés y productividad

 En Curiositá, El Prisma

Dr. Joan Boada-Grau

Universitat Rovira i Virgili, Tarragona

La pandemia del Covid-19 ha cambiado la conceptualización del trabajo, por tanto, ha generado cambios que han venido para quedarse. Muchas organizaciones, tanto públicas como privadas, deberán reinventarse para ser competitivas de forma que será necesario invertir en la transformación digital, la captación del talento y las estrategias de sostenibilidad medioambiental. Además, debemos añadir el entorno VUCA (Volatility, Uncertatinty, Complexity Ambiguity) en el que estamos inmersos. 

 De hecho, las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) han comportado cambios económicos y sociales como, por ejemplo,  las costumbres de las personas,  la forma de relacionarnos y comunicarnos,  la democratización de la información,  la automatización de procesos industriales y de servicios,  la flexibilidad laboral y  la implementación del teletrabajo masivo. Así pues, las TIC han irrumpido de facto en todos los aspectos de la vida de las personas y de las organizaciones. 

Recientemente en 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido oficialmente el burnout (y de forma implícita, el estrés laboral, el tecnoestrés y sus derivados) en la clasificación internacional de enfermedades de origen psicosocial. El burnout se describe como el síndrome resultante del estrés crónico del trabajo, este se refiere a los fenómenos del contexto laboral y no de otras áreas de la vida. El síndrome de burnout implica agotamiento, falta de energía, frialdad en el trato y disminución de la eficacia laboral. Incluso la ICD-11 (The 11th Revision of the International Classification of Diseases) incorpora dicho síndrome. 


Además, la OMS incorpora el concepto de bienestar en la definición de salud, la cual se describe como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Por otra parte, la Organización Mundial del Trabajo (OIT) también menciona este concepto dentro del objetivo de la salud ocupacional, que lo define como la promoción y mantenimiento del más alto grado de bienestar físico, psíquico y social de los trabajadores en todas las ocupaciones. El término bienestar también está relacionado con el tecnoestrés dado que este tiene un impacto negativo en el bienestar (físico y mental) debido a la implantación masiva de las TIC en los ámbitos del trabajo, ocio y vida privada. 

 Al hilo de todo lo anterior, el tecnoestrés está vinculado con los efectos perjudiciales del uso de las TIC sobre los empleados, de esta manera es cuando hablamos de tecnodistrés (negativo y “malo”). Sin embargo, cabe destacar que también puede generar ventajas, entonces nos referimos al tecnoestrés (positivo y “bueno”). Así, el tecnoestrés (“malo”) se suma a una larga lista de riesgos psicosociales. El término fue utilizado por primera vez por el psiquiatra norteamericano Craig Brod, en 1984, en su libro Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution. Este autor lo define como una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las TIC del ordenador de manera saludable. En este sentido, el tecnoestrés es un fenómeno global que experimentan los directivos, los cuadros intermedios y los trabajadores sobrepasando las fronteras nacionales y culturales.  

 Tarafdar y colaboradores de la Lancaster University (Gran Bretaña) definen el tecnoestrés cómo el estrés que experimentan las personas debido al uso de los sistemas de información derivado de las demandas que provocan estas sobre el empleado. Existen cinco condiciones a las que los usuarios de TIC pueden estar sometidos determinando un nivel de tecnoestrés en el trabajo: 

(1) Tecno-sobrecarga: Hace alusión a la percepción que debido al uso de las TIC se está trabajando más horas, más rápido y aumentan las demandas de trabajo. 

(2) Tecno-invasión: Se vincula a la percepción que manifiestan los empleados que las TIC asaltan su vida personal, y que están siempre en línea y conectados a la red. 

(3) Tecno-complejidad: Se refiere a la percepción de sentirse incompetente, en un entorno tecnológico muy complejo; perciben que su conocimiento no es adecuado para realizar las tareas y, por tanto, se ven obligados a invertir más tiempo en el aprendizaje de las TIC. 

(4) Tecno-inseguridad: Se enlaza con el temor a perder el trabajo por alguien que está mejor capacitado en el uso de las TIC o por ser reemplazado por nuevos procedimientos basados en las TIC. 

(5) Tecno-incertidumbre:  Se conecta a la sensación que provoca en las personas los constantes cambios y actualizaciones permanentes de las TIC, por lo cual se sienten obligados a actualizar sus conocimientos de forma permanente. 

Asimismo, los tecnoestresores son los estímulos nocivos por las cuales los empleados manifiestan tecnoestrés.  Dichos estímulos están asociados a eventos, hechos, creencias y demandas laborales relacionados con las TIC. Todo ello es percibido de forma peyorativa por los empleados y los directivos.

Los tecnoestresores están relacionados con distintas características: 

(1) Individuales: Como la edad, el género, el nivel de educación y formación, todo ello influye en la manera que los empleados perciben y reaccionan con el uso de TIC. 

(2) Organizativas: Como los sistemas de soporte de los empleados, los aplicativos y programas informáticos, la formación sobre las TIC recibida por los empleados, etc. 

(3) Tecnológicas: Como la facilidad de uso, la portabilidad y el ritmo de cambio, todo ello puede impactar la salud psicológica.  

 El tecnoestrés puede presentarse en distintos escenarios para el empleado y directivo, afectando de forma inevitable y negativa a la productividad. Los escenarios son: 

(1) Los empleados perciben que nunca están libres de las TIC y que están siempre bajo supervisión, todo ello les produce la sensación de la extensión de la jornada laboral, se tienen dificultades de conciliación.  

(2) Los empleados tienen miedo a quedarse obsoletos en el uso de las TIC. 

(3) La necesidad de formación continuada en el uso de las TIC, puede crear reacciones de miedo y ansiedad.  

(4) El manejo de la información por múltiples canales hace que los empleados estén expuestos a más información de la que efectivamente pueden procesar, puede generar el fenómeno conocido como “fatiga de información”.  

(5) El uso prolongado de la multitarea (es decir, cumplir más tareas al mismo tiempo y de forma simultánea) es muy facilitado por las TIC; la multitarea prolongada normalmente produce burnout. 

 

Por otro lado, los inhibidores del tecnoestrés son mecanismos de la empresa que pretenden reducir los efectos negativos del tecnoestrés en los empleados y directivos. Algunos inhibidores pueden ser: 

(1) Facilitar la alfabetización (Literacy Facilitation): Permite establecer los mecanismos para que los empleados tengan más conocimientos, y comprendan mejor los usos de los sistemas de información con la finalidad de hacer frente a las nuevas TIC.  

(2) Proveer de asistencia técnica (Technical Support Provision): Se trata de apoyar a los empleados para solventar los problemas relacionados con las TIC, de esta forma disminuyen los errores e interrupciones. 

(3) Participar en las decisiones relacionadas con las TIC (Facilitation Technology Involvement): Se trata de informar a los empleados sobre las razones para la introducción de nuevas TIC, haciéndoles saber acerca de los efectos de tales innovaciones y alentándolos a usar y experimentar con nuevas TIC.  

(4) Otros inhibidores son: El apoyo a la innovación por parte de los equipos, la cultura de la empresa, la personalidad proactiva de los empleados, la autoeficacia tecnológica de los empleados, el apoyo técnico y social de los compañeros de trabajo, y la utilidad percibida de las TIC. 

 Evidentemente, que las TIC agregan valor al trabajo y al desarrollo de la sociedad. Sin embargo, es indudable que provocan riesgos psicosociales. Además, aparecen dificultades en la adaptación de los trabajadores al uso de las TIC. Todo ello, afecta a su rendimiento y a su vida familiar y personal. En este sentido, el tecnoestrés está relacionado de forma indiscutible con los efectos psicosociales negativos del uso de las TIC. Las principales consecuencias del tecnoestrés en la salud de los empleados y directivos en el uso de las TIC son: 

(1) Síntomas emocionales: Se pueden generar expresiones de miedo, resistencia y frustración. 

(2) Síntomas cognitivos:  Como baja concentración, irritabilidad y trastornos de la memoria. 

(3) Roles: Aumento del estrés de rol generado por la sobrecarga de roles y el conflicto de roles. 

(4) Conciliación laboral: Incremento del conflicto entre la vida laboral, familiar y personal. 

(5) Fisiología: Aumentan los niveles de adrenalina, la presión sanguínea, el ritmo cardiaco, los triglicéridos y la estimulación de las glándulas suprarrenales. 

(6) Cortisol: El aumento de sus niveles provoca problemas digestivos, problemas de sueño, aumento de peso, efectos negativos sobre la piel, cambios en el estado de ánimo y en el humor. 

(7) Dolencias físicas: Aumentan los calambres musculares, los dolores en las articulaciones, el dolor de manos y de espalda. 

(8) Psico-somatizaciones: La incidencia del dolor de cabeza, migrañas, problemas intestinales e insomnio. 

(9) Puede inhibir el futuro aprendizaje del uso de TIC, provocando tecnofobia y resistencia al uso. 

(10) Comportamientos adictivos: Puede facilitar la dependencia conductual con las TIC, lo que puede facilitar el workaholism. 

(11) Otras: La ansiedad, el pánico, la fatiga mental y el sentimiento de pérdida de control. 

Por otro lado, las consecuencias del tecnoestrés a nivel organizacional que afectan a empleados y directivos: 

(1) Saturación de la información: Se está expuesto a más información de la que se puede manejar de forma eficiente. En este sentido, la sobrecarga de información (por ejemplo, el número de emails al día) genera frustración lo que provoca una disminución tanto del rendimiento como de la satisfacción laboral. 

(2) Adaptación a nuevas TIC: Aparece un fenómeno como es la alta dificultad en la adaptación de los trabajadores en el uso de TIC, por ejemplo, el uso de programas informáticos nuevos y complejos. Eso implica una dedicación extra para ejecutar de forma adecuada dichos programas. 

(3) Satisfacción laboral: Esta se ve gravemente afectada, por ejemplo, el empleado no es capaz de asimilar tanta información del entorno. Muchas veces crea un sentimiento de inutilidad e impotencia. Además, todo ello ocasiona disminución del compromiso organizacional. 

(4) Sobrecarga y flexibilidad laboral: Estos dos aspectos están íntimamente ligados, por ejemplo, cada vez es más difícil la separación horaria entre trabajo y ocio. De esta manera, aumentan los conflictos, por ejemplo, familiares y conyugales, por una falta de conciliación. 

(5) Productividad: Los puntos anteriores tienen una gran repercusión en la disminución de la performance tanto personal como de los equipos de trabajo. 

 En conclusión, las empresas deberían de cuidar algunos aspectos como:  

 (1) Ayuda educativa: Asistir a afrontar nuevas demandas TIC, por ejemplo, se deberían de detectar las necesidades formativas “reales” con el fin de diseñar programas de formación específicos (y personalizados) para los interesados; 

 (2) Ayuda técnica: Abordar la ansiedad y la angustia que pueden generar los errores y los problemas tecnológicos, por ejemplo, tener un servicio para resolver dudas que sea amigable y de fácil acceso; 

 (3) Participación tecnológica: Informar de forma pertinente a los implicados y comprometerlos en el diseño de las TIC con el fin que sean fácilmente utilizables, por ejemplo, realizar focus group  para mejorar el uso de las TIC;  

y (4) Ayuda a la innovación: Impulsar estrategias para ayudar a los partícipes a conocer los cambios tecnológicos, con el fin de no crear resistencias, por ejemplo, informar sobre los cambios que se producirán en sus rutinas y tareas. 

 

Lecturas sugeridas para profundizar: 

  • Brod, C. (1984). Technostress: The human cost of the computer revolution. Reading Mass: Addison-Wesley. 
  • Estrada-Muñoz, C., Castillo, D., Vega-Muñoz, A. & Boada-Grau, J. (2021). Teacher technostress in the Chilean school System. International Journal Environmental Research Public Health, 18 (10), 5458; https://doi.org/10.3390/ijerph18105458  https://doi.org/10.1145/1995376.1995403
  • Martínez, J. (2011). Tecnoestrés. Ansiedad y adaptación a las nuevas tecnologías en la era digital. Madrid: Editorial Paidós. 
  • Stich, J. -F., Tarafdar, M., Stacey, P. & Cooper, C. L. (2019). E-mail load, workload stress and desired e-mail load: A cybernetic approach. Information Technology & People, 32(2), 430-452. https://doi.org/10.1108/ITP-10-2017-0321
  • Tarafdar, M., Tu, Q., Ragu-Nathan, T. & Ragu-Nathan, B.S. (2011). Crossing to the dark side: Examining creators, outcomes, and inhibitors of technostress. Communications of the ACM, 54 (9), 113-120.
  • World Health Organization (2021). ¿Cómo define la OMS la salud? https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions 
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