Igualdad salarial: Pasar de las palabras a los hechos

 En Curiositá, El Prisma

Cristina Antoñanzas,  Vicesecretaria general UGT

La Unión General de Trabajadores puso en marcha en 2016 la campaña “Yo trabajo gratis” con el objetivo de concienciar a los trabajadores y trabajadoras, en especial, y a la sociedad, en general, sobre la existencia de la brecha salarial, una discriminación por razón de sexo con una repercusión severa en los salarios de las mujeres y que se acentúa a la hora de recibir prestaciones sociales y tras la jubilación, provocando que un elevado porcentaje de mujeres -que han trabajado a lo largo de toda su vida- tengan pensiones más bajas y pasen, incluso, a estar en riesgo de pobreza.

Por desgracia, desde entonces no hemos avanzado mucho. Cuatro años después, la brecha salarial en España, según Eurostat, es del 14,2%, lo que supone que, desde el 11 de noviembre hasta el 31 de diciembre, las mujeres de nuestro país trabajan gratis y dejarán de percibir un total de 51 días de salario.

Las empresas se ahorran en nuestro país 51 días del sueldo de las mujeres al año, con la consiguiente merma en las cotizaciones sociales y, por consiguiente, en la protección social y esto supone, a su vez, menos recaudación, menos ingresos para Hacienda o menos cotizaciones a la Seguridad Social.

En Europa, el escenario no es mucho mejor. Las mujeres europeas empezaron a trabajar gratis 8 días antes que las españolas, el pasado 3 de noviembre, fecha en la que se celebró el Día Europeo de la Igualdad Salarial y en el que la Comisión Europea dio a conocer la brecha salarial en Europa y sus países miembros donde, según Eurostat, las mujeres siguen ganando una media del 16,2% menos que los hombres.

A este ritmo, según la Confederación Europea de Sindicatos (CES) los salarios de hombres y mujeres no se equipararán en nuestro país hasta el año 2046 y en la Unión Europea, hasta 2104. Y esto, no lo olvidemos, en pleno siglo XXI.

La brecha salarial es una injusticia global porque aglutina el conjunto de las discriminaciones que sufren las mujeres dentro del empleo y trasladadas a términos económicos. De ahí que el movimiento feminista internacional, del que nuestro sindicato forma parte, reclame, desde hace décadas, igual salario por trabajos del mismo valor.

En nuestro país, las mujeres dejan de percibir, de media, en torno a seis mil euros anuales, aunque hay sectores en los que esta cifra aumenta. De hecho, en España tenemos un 14% de brecha salarial, triplicando las brechas de países como Bélgica o Luxemburgo que tienen un 6 y un 4, respectivamente, mientras que, países “modélicos” como Alemania o Gran Bretaña tienen brechas mucho más elevadas que la nuestra que se acercan al 20%.

Feminización de la precariedad en los servicios esenciales

La crisis económica provocada por la pandemia ha dado, si cabe, más visibilidad a una injusticia que se perpetúa desde el ingreso de la mujer en el mercado laboral, y eso, a pesar del relevante papel que han tenido las mujeres durante el confinamiento, aún a riesgo de su salud y a pesar de cobrar, en muchos casos, sueldos de miseria.

Durante estos meses se ha puesto en evidencia la precariedad existente en los servicios esenciales, sectores muy feminizados, infravalorados y mal pagados, donde la discriminación salarial se dispara y hemos sido testigos de una contradicción ya que, por un lado, se ha puesto en valor el trabajo de muchas mujeres, pero esa valoración no encuentra correspondencia económica. Como siempre, se valora el trabajo de estas mujeres en la teoría, pero no en la práctica.

 

De todas las discriminaciones que sufren las mujeres, la discriminación salarial es, la que más dificultades entraña para ser erradicada. Esto se debe, tanto a la falta de transparencia de las empresas en sus datos sobre salarios como al coste económico que tiene para las mismas, un coste que, en realidad, sería una inversión, porque corregir esta discriminación permitirá una mayor integración de las mujeres en el mercado laboral con los consecuentes beneficios para la competitividad y productividad de las empresas y en el ámbito económico y social.

La importancia de la transparencia de datos sobre salarios

De ahí la importancia de establecer un registro salarial y que las empresas estén obligadas a desglosar por sexos todos y cada uno de los conceptos salariales de todas y cada una de las categorías porque podríamos ver dónde está la discriminación y empezar a atajarla. Una medida que va en la línea de la Directiva de Transparencia Salarial que está defendiendo la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en la Unión Europea, aunque ésta va un poco más allá, al exigir sanciones para aquellos empresarios que no cumplen la ley. Algo que debería implementarse también en nuestro país.

Además, es necesario reforzar las inspecciones en las empresas para garantizar la puesta en marcha de los planes de igualdad y la igualdad retributiva.

No basta con buenas intenciones, la igualdad debe pasar del papel a la realidad, es hora de pasar de las palabras a los hechos. Si algo hemos de aprender de esta crisis, es que debemos avanzar de una vez por todas en la igualdad real de las mujeres y los hombres en el ámbito laboral y social, de tal forma que el proceso de reconstrucción de un nuevo país tiene que desarrollarse desde una perspectiva género, lo que supone eliminar todo tipo de discriminaciones, incluida la brecha salarial.

Recomendados

Empieza a escribir y pulse Intro para buscar

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies