Rediseño ambiental: otra forma de vencer al estrés

 En Curiositá, El Prisma

Francisco Javier Cantera Herrero

Presidente de Auren Consultores 

Presidente de la Fundación Personas y Empresas 

 

En los últimos años, la proliferación de cursos de Mindfulness, nos ha llevado a pensar que la única forma de combatir el estrés es trabajar tu atención plena. 

Creo que si no cambiamos nuestro ambiente, sabremos centrar nuestra atención y no estaremos estresados pero, no evitamos el estresor ambiental que condicionan nuestra percepción. 

El rediseño ambiental nos permite atacar la fuentes del estrés, ya que la capacidad de afrontamiento las practicamos con ejercicios de atención plena. O quitamos las fuentes del estrés, y si no podemos, incrementamos nuestra capacidad de afrontamiento, lo que puede pasar hoy día con la moda del mindfulness, que es que desarrollemos mucho estas habilidades y que no pongamos el foco en rediseñar nuestro ambiente para tener menos fuentes de estrés. 

La experiencia del estrés se puede modificar suprimiendo los estresores, reduciéndolo o incluso modulándolos ya que no podemos hacerlos desaparecer. Estas tres estrategias 

  • Eliminación. 
  • Reducción. 
  • Modulación. 

Son básicas a la hora de trabajar el estrés. Muchas veces no trabajamos lo suficiente la eliminación del estresor y nos dedicamos a perfeccionar nuestras habilidades, cuando es más fácil evitar el estresor. Claramente, la eliminación es muy difícil, pero las estrategias de reducción y modulación son muy adecuadas. Aquí están todas las técnicas de rediseño ambiental que son: 

  • Abandonar la situación (muerto el perro acabada la rabia). 
  • Buscar información que reduzca la incertidumbre. 
  • Rediseñar el espacio de trabajo. 
  • Rediseñar la organización del trabajo. 
  • Cambiar el modelo de gestión del tiempo.
  • Encarar la situación. 
  • Cambiar el estilo de vida. 

Estas siete técnicas son muy adecuadas para acompasarlas con las técnicas de afrontamiento. Es bueno que el intento de rediseñar tu ambiente esté focalizado a evitar estas experiencias de estrés. ¿Cómo hacemos los psicólogos para identificar las experiencias de estrés? Sobre todo, analizando los estresores y ver cómo combatirlos. 

La huida, la sobreinformación, el espacio, la organización, la gestión del tiempo, el enfrentamiento y los cambios del estilo de vida son todas las alternativas que tenemos para eliminar, reducir y modular las experiencias de estrés. 

  1. Abandono de la situación: En muchas ocasiones, los estresores existen porque les damos naturaleza, es decir, les ponemos foco atencional para que nos generen estrés. En este sentido, es un arte saber huir de una situación estresante. Abandonar no es perder, es generar un nuevo escenario de relación con los estresores. A veces, se puede obviar la experiencia de estrés y no es una evitación psicológica, sino siendo consciente de que no prestamos atención a un estresor y abandonarlo, puede ser tan eficaz como el enfrentamiento a la situación. Muchas veces huir es ganar, porque el balance de ganancias y pérdidas no posibilita un éxito en la relación. Eliminar por obviar y abandonar la fuente del estrés es una técnica útil y sencilla y muchas veces no las tenemos en cuenta por nuestras creencias limitantes. Tomar decisiones para obviar un ambiente que implica una experiencia de estrés no es una mala táctica cuando tenemos que priorizar nuestra intervención. Lo obvio a veces es sensato. Y el “si se puede” nos permite diseñar el entorno de una forma diferente al abandonar una situación que nos produce estrés. Visiones radicales son adecuadas a decisiones fuertes, cuando la fuente de estrés es inevitable (jefe tóxico, matrimonios rotos, objetivos empresariales grandilocuentes, etc.). Abandonar esta situación es mejor que encararla, y por tanto, no debemos criminalizar mentalmente el concepto de huir. 
  2. Buscar información: Muchas veces la fuente del estrés está sobrevalorada por la ignorancia. No saber profundamente el ¿por qué? de una fuente de estrés nos genera una configuración inadecuada. Las técnicas de búsqueda de información es un gran proceso para minimizar el estrés. La incertidumbre genera una mayor carga de estrés en una fuente y el conocimiento profundo genera más seguridad. Tener información no significa que no se tenga estrés, pero al menos sabemos si es una fuente a abandonar o modificar. El saber “per se” no aminora el estrés pero contextúa su valor. Buscar información no sólo en datos, sino en percepciones de otras personas, genera una situación diferente. No trabajamos con una única visión, con unos únicos datos sino con más datos y más percepciones que nos enriquece el proceso de diseño ambiental. 
  3. Rediseñar el espacio: Lo hemos vivido últimamente con la pandemia, el espacio de trabajo nos genera mucho estrés. Hete aquí, que el rediseño de espacios implica un cambio de entorno que facilita la reducción de estrés. Saber tener espacios de trabajo, donde la gestión y la creación confluyen para generar un trabajo de alto valor añadido. El espacio determina las dinámicas personales de habituación laboral. Crear liturgias de trabajo, y entender el espacio de trabajo como una variable y no como una constante son los nuevos desafíos del Smart Working. El no saber donde voy a trabajar, cuándo y cómo no es una apreciación baladí. El espacio es un fuente de estrés y combinado con las capacidades digitales, la ubicación del trabajo y la forma de trabajar contribuye al desarrollo de un estrés ambiental. 
  4. Rediseñar la organización de las tareas: Una de las mayores fuentes de estrés son las tareas y su organización en el día a día de un empleado. Muchas veces, se piensa que las tareas son generadoras de estrés, pero su mala organización genera prisas, plazos y desencadenantes de situaciones de estrés. La organización del trabajo posibilita la atención de recursos adecuados y permite generar unas rutinas de enorme valor por su automatización. El trabajo actual debe pensarse desde la automatización, es este sentido, dedicar tiempo a la parte del pensamiento del trabajo más que a su propia ejecución. Organizar las tareas buscando eficacia de ejecución, eficiencia en medios y productividad en los procesos, implica generar menos situaciones de estrés. La forma de organizar el trabajo es a todas luces una de las fuentes principales que genera estrés. El hacer y lo que tenemos que hacer condiciona mi forma de sentir el estrés. Las tareas son ladrillos de tu bienestar, por eso, el bienestar se basa en la autoeficacia, es decir, saber hacer cosas consideradas útiles por los demás, de aquí que muchos trabajadores con empleo asegurado (Administración Pública) tienen estrés, no por su situación sino por la poca autoeficacia de las tareas que realizan. Nos expresamos a través de lo que hacemos, y tener una buena organización de las tareas es un buen baluarte para evitar situaciones estresantes. 
  5. Cambia el modelo de la gestión del tiempo: El tiempo como bien escaso y a repartir es un gran elemento que provoca el estrés. En este sentido, un buen modelo de gestión del tiempo diferenciando tiempos, tasando esfuerzos, relativizando dedicaciones y estructurando los diferentes momentos profesionales y/o vitales es una gran oportunidad para tener una situación no estresante. La gestión del tiempo es una labor de artesanía sabiendo dedicar momentos diversos a objetivos distintos. No se puede estar focalizado todo el día en un tema ni tampoco se puede estar saltando de temática a temática, tenemos que tener un proceso de gestión del tiempo adecuado a tiempo de trabajo y de descanso. El tiempo genera estrés cuando no se planifica adecuadamente o se encierra su dispendio en un voluntarismo irracional. La racionalidad de tiempos dedicados genera una ecuación eficacia/eficiencia adecuada que no genera estrés. Estrés por no llegar o estrés por no tener otro tiempo que sólo sea para trabajar son males habituales. La distribución del tiempo es una técnica esencial para el rediseño ambiental y posibilita identificar las fuentes de estrés en un momento determinado. 
  6. Encarar la situación: En castellano existe un término muy expresivo para resolver los problemas que es el verbo encarar. Encarar, es ponerle cara al problema y enfrentarse a su situación para resolverlo. A veces, es útil una estrategia de abandono o huida del estresor, pero a veces cuando es inevitable, tenemos que encarar el problema y contextuar las reacciones a dicha situación. El estrés se reduce cuando hemos tenido la posibilidad de comentar lo que pensamos de la situación. Hablar directamente, cara a cara del problema, facilita una solución posteriormente. Evitar un problema ineludible para evitar el sofoco el enfrentamiento genera situaciones inadecuada de estrés. En cambio, cuando una situación se analiza y se profundiza desde la humildad de la actuación tenemos de entrada el beneplácito del intento. Al menos, hemos intentado solucionarlo poniéndonos en frente a la situación. El estrés muchas veces se genera por malentendidos y no por tener una actitud de querer solucionarlo. 
  7. Cambiar el estilo de vida: En muchas ocasiones, el cambio no sólo está en tus capacidades de afrontamiento, ni en el rediseño ambiental solamente, sino también en un cambio más profundo en tu forma de vivir. El estilo de vida es una forma de vivir según tus valores y creencias, ¿qué si podemos cambiar?, seguro que con el cambio tendremos un mejor panorama para enfrentarnos al estrés. Todos hemos hecho cambios en nuestro estilo de vida (ejercicio, alimentación, ropa, ocio, amistades) pero lo más adecuado es que sirva para diseñar tu entorno y generar menos experiencias de estrés. Crear hábitos atómicos en tu vida, consiste en plantear formas de hacer que favorece tu gestión de las fuentes de estrés. 

Estas siete técnicas que nos sirven para eliminar, reducir o modelar los estresores ambientales, son muy útiles en la gestión diaria. Y la reflexión sobre su utilización es muy adecuada por su sencillez y los altos réditos que nos posibilitan. Un cambio de entorno puede ser más eficaz que veinte cursos de mindfulness, no sólo tenemos que tener técnicas de afrontamientos personales sino también por tomar decisiones operativas de rediseño ambiental. No sólo cambia tu forma de tomarte la preocupación sino también proactivamente los estresores de tu ambiente.

Y, para terminar, simplemente una frase de Bertrand Russell “Uno de los síntomas del estrés es creer que el trabajo que hacemos es increíblemente importante”. Relativizar tu hacer con la humildad de tu saber es una gran herramienta cognitiva contra el estrés. Lo más importante no está fuera (diseño ambiental) ni dentro (técnicas de afrontamiento) sino en la intención de una persona con su ambiente (físico y social), y en este sentido, hay que hacer un esfuerzo para cambiar, modular y trastocar tu ambiente a la vez que dotarte de técnicas de atención plena que nos enseñe a relativizar el estrés. Sin más, el estrés es una eterna expresión de la vida, ahora, si es cierto que no podemos vivir sin algo de estrés y mal vivimos cuando no canalizamos adecuadamente el mismo.

Cambiar situaciones de tu entorno es una gran opción para cambiar tu balance de estrés. Y si no, que se lo digan al gran autor David Allen cuando dice “Puedes hacer cualquier cosa, pero no todo”. Querer hacer todo es el inicio de tu ansiedad profesional. 

 

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