El arte de saber pactar: La leyenda del juez de paz en paz
Cuenta la leyenda que en un pueblo de Castilla había muerto el juez de paz de toda la vida. Y el concejo se reunió para elegir al nuevo juez que era tan necesario para la convivencia en el pueblo. Había tres candidatos y a todos el Concejo les planteó el mismo problema: Si tuviese que elegir donde poner el mojón entre una linde de dos terrenos colindantes de dos vecinos con intereses diferentes ¿Qué harías?. Esta prueba de “assesment center” fue respondida de tres formas diferentes. El candidato mas “ilustrado”, había ido un año mas a la escuela, indico que haría una medición “científica” y seria está la que determinaría la ubicación del mojón. El segundo, que estaba todo el día en la Iglesia, indico que lo fundamental seria quien tuviese el derecho de verdad y que sería la ética quien le guiaría a la hora de decidir donde le pone el mojón. El tercero, dijo que el utilizaría la medición y le guiaría la ética, pero ante todo buscaría el acuerdo entre las partes, las negociaciones entre ellos e intentaría convencerles, y acabo diciéndolo “si en el nombre lleva el objetivo, que no es otro que la paz. “Fue elegido este tercer candidato y tuvo una larga trayectoria como juez de paz en aquel pueblo castellano, y se le llamaba el juez de paz en paz.
Ni la ciencia ni la verdad son los únicos requisitos para conseguir el avance social, hace falta los acuerdos ó los pactos sociales. En esta época de enorme complejidad nos encontramos con profesionales y/o políticos que no saben pactar. Que es mejor ganar un 3-2 que apabullar ganando con un 7-0, porque pactar es convenir y tolerar que compartimos objetivos que aceptamos medios diferentes y que acordamos límites. Pero hoy día oímos términos ilógicos para épocas de cambio, como fue nuestra querida Transición política, por ejemplo: cordón sanitario, cooperación pero no coacción, no es no, si es si etc…. Y hemos olvidado términos como consenso, compartir por responsabilidad, que no por ahora que puede ser si por el bien común. Hay ideas que debemos reciclarlas para ser útil en épocas tan confusas como la actual. En otra medida lo vemos en el mundo profesional, donde los egos evitan alianzas, donde las posiciones personales evitan acuerdos profesionales, y vemos situaciones dantescas donde directivos discrepan de su empresa y no dimiten. Creo que es el momento de volver a invertir en generar una cultura del pacto. Y pactar no es perder pero no es ganar, no es ceder pero no es imponer, no es exigir pero tampoco que te exijan. Es ejercitar el maravilloso esfuerzo de pensar que el disenso es un momento entre dos consensos. Consensun y disentir es un continuo una relación humana estable. Pensar en clave de pacto necesita de 4 principios y una actitud. Empezamos por la actitud que se puede definir como positivismo, humor o mas coloquialmente buen rollo, yo me inclino por llamarla humanismo positivo. Si no tenemos el convencimiento que el acuerdo es el principio del desarrollo, olvídate de querer pactar. No se pacta solo por ideas sino por las personas con las que se pacta. Esta visión humana de esperar lo mejor de tus congéneres y dar oportunidad a confiar en los otros aunque ahora no confíen en ti. Aquellos que somos de pueblo somos desconfiados de naturaleza pero siempre pienso que es un seguro para no ser inocente, pero espero siempre poder confiar (hasta que nos demuestren lo contrario…) Este humanismo es una actitud donde se establece que vamos a conseguir lo mejor de todos a base de ceder entre todos para quedarnos con la esencia del bien común. Siempre que intento pactar una solución, un proyecto, una venta etc… siempre pienso en lo que decía el escritor del S XIX.JOSE MARIA PERIDA para justificar un desacuerdo “ O te falta juicio ó te sobra amor”. Cuantas emociones obnubila el juicio y cuantos raciocinios profundos matan tus emociones. Que no te sobre emociones pero que no te falte para llegar a un acuerdo y que no te falte juicio pero que tampoco te excedas en tenerlo. El equilibrio racional/emocional es la parte básica de este humanismo positivo, creo en las personas para llegar acuerdos pero en el proceso debo tener en cuenta tanto los juicios racionales como los juicios emocionales. Ser positivo no se expresa en un optimismo patológico sino en el sereno convencimiento que las personas pueden ser objeto de nuestra confianza. Esta actitud, que escasea en esta política de órdagos viriles y empresas de testosterona recia que se hace a si porque si y no se hace así porque no, es un seguro de vida emocional. Y esta actitud es milenaria porque como dice el viejo proverbio “la amistad duplica las alegrías y divide las penas”. Pero esta actitud necesita de 4 principios necesarios para conseguir un pacto que son:
- Objetivo común
- Ganancias comunes
- Perdidas individuales
- Proceso guiado del pacto
Me encanta que la gente acepte en que una actitud positiva de confianza en las personas debe construirse con un objetivo compartido, con conocer lo que ganamos por pactar, que aceptemos lo que vamos a perder cada uno por pactar. Y asumamos “compromisos de discusión” para enfrentarnos a los avatares durante de la evolución del pacto.
En primer lugar, el objetivo común, aquí esta el meollo del acuerdo, no discutáis de ideas que aporta cada uno, sino pulir y limar el objetivo común que debe guiar el pacto. Sin objetivo común no hay pacto posible. VIKTOR FRANKL dijo una maravillosa frase que yo utilizo cuando quiero acordar un objetivo común “La respuesta a la vida está en la distinción entre el sentido “de” la vida y el sentido “en” la vida”. Lo importante no son los objetivos ideologizados llenos de fe pragmática sino aquellas mejoras vitales que quieres conseguir. Menos filosofía “de” vida y una filosofía “en” la vida. Un objetivo común debe ser apetecible ambos pero que se visualice de diferente forma, por eso, es fundamental hablar, hablar y hablar… del objetivo común, y no de programas, de puestos, de cargos etc… Que nos puede unir para pactar y no solo una aritmética de poder. El objetivo común es la base del pacto y siempre hago dos reflexiones y conceptos transformadores.
- EL NO PODEMOS. Para llegar al objetivo común no tenemos que caer en el voluntarismo del SI PODEMOS. Como dice el gran psicólogo TAL BEN SHAHAR “En lugar de enfocarnos en aquellos con lo que podemos vivir, debemos pensar en aquello con lo que no podemos vivir”
- MEANINGFULNESS, con este término de raigambre palentinas (por el anglicismo) se expone el tener el pleno sentido de que estamos haciendo algo significativo y alineado con nuestra forma de pensar.
Con lo que no podemos renunciar y tener sentido de lo significativo de lo que estamos haciendo sirve para conceptualizar un buen objetivo común. Pero ante todo con hechos que hablan mas alto que las palabras y recordando lo que decía RALPH WALDO EMERSON “Lo que eres habla tan fuerte que no oigo lo que me dices”.
Tras el objetivo común, hay que cifrar las ganancias comunes que obtenemos del pacto. Pensar en lo positivo de lo que vamos a lograr, entender que vamos a conseguir ambos para nuestro orgullo personal al conseguir el objetivo común. Y tenemos que reconocer lo que quieren ambas partes y hablando en común. Y cuanto mas se hable más se va a poder conseguir, decía SOCRATES “Conocer el bien es hacer el bien”. No hablemos de lo que nos diferencia sino de lo que nos une. Hay dos técnicas que suelo aconsejar para cifrar las ganancias comunes:
- EL PRINCIPIO “COMO SI “. Lo dice en un libro RICHARD WISEMAN si actuamos como si fuéramos una determinada persona (por ejemplo la otra parte del pacto), te convierte em esa persona.
- EL PRINCIPIO “PICASSO”. Este artista decía un maravilloso consejo “Para saber lo que vas a pintar, tienes que empezar a dibujar”
Empezar a dibujar y pensar “como si” son dos términos para obtener un capital de ganancias comunes. Tras acordar un objetivo pensar en lo que podemos ganar es el principio para conseguir un acuerdo social.
En tercer lugar, hay que ser realista cualquier acuerdo implica renuncias, por eso tenemos que hablar de perdidas individuales. El realismo es reconocer lo que vamos a renunciar por comprar un objetivo común y tener unas ganancias comunes. Y no hacernos trampas en el solitario, querer por no saber lo que no vamos a obtener. Supone adelantar nuestra frustración. Y hacer que con esta frustración tengamos tiempo de llevar a la conciencia y buscar justificaciones mentales para asumir la perdida como un elemento natural de conseguir el objetivo común. Pensar con realismo que no somos lo que decimos sino lo que hacemos. Centrando el discurso en el balance de ganancias comunes que conseguimos con las pérdidas individuales.
Hay dos herramientas que sirven para saber llevar esta pérdida:
- El concepto de RCA de Fredrickson y Joiner. Las RCA son Respuestas Constructivas Activas, es decir, conductas que generan espirales ascendentes de emociones positivas, prolongando el disfrute del que comparte más allá del propio evento. Véase Mandela saludando a miembros blancos del equipo de rugby de Sudáfrica.
- Valorar lo bueno. Dice el maestro Tal Ben Shahar que “Cuando valoras lo bueno, lo bueno se revaloriza”, y sensus contrario si valoras lo malo, lo malo se agranda. Saber poner un juicio positivo en lo bueno del proceso es la base para conseguir superar la perdida.
Tener RCA y poner foco en las ganancias comunes nos permiten aceptar las perdidas individuales como un paso más para conseguir el fin último.
Por último, hay que dar valor al proceso guiado del pacto, el pacto es una criatura débil que todos los días hay que mimar y focalizar sus múltiples necesidades por valores encontrados. El proceso es crear espacios y momentos de reflexión para recordar el porqué y el para qué (fundamentalmente) del pacto. Nunca hay que olvidar que el objetivo común es el ámbito de las actuaciones durante el proceso. Y es básico dos visiones:
- Saber hacer cumplidos. Decía Mark Twain: “Puedo vivir dos meses de un buen cumplido”, sabe valorar el esfuerzo ajeno como el propio como elementos positivos es básico a la hora de cobrar réditos de tus acciones.
- Saber apreciar. Apreciar lo que pasa en su justo término, evitar ver el acontecimiento como algo válido per se. Apreciar es un elemento mágico para conseguir el objetivo común. Decía William James: “El principio más profundo del ser humano es el anhelo de ser apreciado”.
Apreciar y dar cumplidos son dos herramientas que nos pueden hacer generar el éxito a través de las metas y submetas que se consiguen en el proceso del pacto. No hay que suponer el valor de lo bien hecho si no reforzarlo.
En fin, que hay que saber pactar como acción necesaria para el desarrollo social y que requiere que los actores del pacto sepan que hay que trabajar mucho la configuración del objetivo común, centrarse inicialmente en las ganancias comunes para poder relativizar las pérdidas individuales y guiar un proceloso proceso de evolución del pacto a través de apreciar los esfuerzos y dar cumplidos a dichos actores.
Saber pactar es una habilidad necesaria en el entorno empresarial actual, donde términos como la co-ompetencia (colaboración entre empresas de la competencia), la geopolítica (negociaciones USA/China) y las emociones nacionalistas (Brexit) influyen en el desarrollo social. Dentro de los recursos psicológicos que debemos aprender en la escuela, tendría que estar el saber pactar y saber ejercitarlas en todas las facetas de la vida. En gestión personal, gestión de parejas, en gestión grupal y en gestión profesional es una habilidad que nos permitirá conseguir objetivos más exigentes y, ante todo, de mayor calado biográfico.
Tenemos que pensar que hablar mucho de felicidad es tener en cuenta que ser feliz es un balance personal del tiempo que eres feliz. La infelicidad con razones y emociones personales no debe restar a la felicidad del objetivo común a conseguir. Nuestro premio Nobel Daniel Kahneman lo dice muy elocuentemente: “La felicidad está determinada por factores como tú salud y tus relaciones familiares y amistosas, así como, sobre todo, por el sentimiento de que controlas a qué dedicas tu tiempo”. Si te dedicas a buscar consensos tienes más probabilidad de ser feliz que estar instalado en el discurso de tus razones y emociones personales. Pues sabéis que el sí y el no depende del objetivo común y a priori encerrarnos en uno de ellos condiciona el bien común a conseguir. O como dice el gallego: “Depende…”.
Francisco Javier Cantera Herrero
Presidente AUREN BLC y
Fundación Personas y Empresas